Aborto libre: mitos y desafíos
Me tocó hablar con un par de chicos de secundaria y darme cuenta de que tenían en la mente que «despenalizar» o «legalizar» el aborto consistía en una suerte de «que aborte quien quiera y cuando quiera«. Entonces, primero que nada hay que hacer una diferencia entre legislaciones que bajo ningún motivo permiten el aborto y aquellas que sí lo permiten, pero bajo determinadas circunstancias. Similar, existen culturas para las cuales el divorcio no está permitido bajo ninguna circunstancia, y otras culturas en donde el divorcio sí está contemplado pero bajo tales y cuales causales. Aquí la primera de las marcaciones.
Ahora, suponiendo que estamos en un Estado en donde el aborto está permitido bajo tales y cuales situaciones, por ejemplo, que el nuevo niño en gestación no sea compatible con la vida; que implique un altísimo riesgo de muerte para la madre (que tiene otros hijos menores); o que el mismo sea resultado de una violación grupal. El hecho de que esté permitido no significa, no importa el acto de que el Estado asuma el costo del mismo. Vamos, si el Estado permite que sus ciudadanos se extirpen los senos, no implica que el Estado asuma el costo de esa cirugía.
Entonces, cuando se pide que el aborto sea gratuito, se está pidiendo que el Estado se haga cargo de los costos de tal operación, así como se hace cargo de la educación primaria, de la salud y de los jubilados. Yéndonos a la parte monetaria, el Estado tendría que recaudar fondos de los ciudadanos y destinar esos fondos al pago de honorarios médicos, energía eléctrica, insumos médicos, medicamentos y todo lo necesario para cubrir el costo de los abortos. Una maestra de primaria, por ejemplo, al pagar sus impuestos destinaría parte de su sueldo a cubrir el costo de los abortos.
Es decir, «el Estado» no es un cajero automático mágico, ni es un sustantivo propio con una chequera ilimitada. El Estado simplemente es un aparato administrativo que, entre otras cosas, recauda dinero de la gente que trabaja, que produce, y esa plata que recauda la gasta o la invierte. Así, Fulano, que trabaja, al pagar sus impuestos en parte paga el colegio y la salud de otros pibes. Pero con el «aborto gratuito«, menos plata de Fulano iría para colegio y salud de otros pibes, porque parte iría a cubrir los costos de los abortos. Como que no cuaja, ¿no?
Ahora, si el Movimiento Aborto Gratis, presenta un proyecto de ley, en donde ofrece un presupuesto de X millones de dólares anuales, los cuales van a ser obtenidos mediante el recorte presupuestario a tales y cuales dependencias del Estado (vice ministerios, sub secretarías, etc., ) ahí la cosa podría cuadrar de maravillas. Es decir, si la población no va a tener que pagar más impuestos y, si en cambio, la burocracia del aparato estatal se va a ver reducida en favor de un incremento en inversión en el sector médico, ahí la cosa incluso tendría sentido, y de los muy buenos.
Pero, a la hora de presentar un proyecto de ley son poquísimos los actores que aparecen desde el pueblo hacia arriba. Los actores sólo piden y, desde el legislativo, todo es darle vueltas y vueltas al asunto para, cuando toca, hacer algún recorte a donde sea, menos al aparato estatal mismo. Ni el colegio de médicos, ni el colegio de abogados, ni el colegio de economistas, nada, y lo mejor: el Movimiento Aborto Gratis es el que más lejos está de presentar algún proyecto de ley que, en caso de ser plausible, pudiera implementarse en todos los países con legislación similar.
Muy de acuerdo master!
Gracias, mi estimado.