¿Cómo cruzar el tiempo sino desestimándolo
desde la cruel rudeza de una rutina indócil
capaz de retorcerle sus absurdos colores
a la llaga del día y volverla canción?
¿Cómo decir mi nombre desnudo de correas
si no me quedo nunca a mirar lo vivido,
si solo voy buscando por detrás de mis ojos
la última falsedad que de niño escuché?
¿Cómo es que juntaremos nuestras manos cargadas
de mil granates rotos y gargantas ardiendo
el silencio preciso de toda cicatriz,
si no nos permitimos quebrantar esa norma
que nos limita al cuerpo y al almanaque inútil
mintiéndonos principios por darnos un final?
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