Versión dos
Pretendí una medalla que mostrarles
a las sombras hirientes de mi perra
y pútrida pobreza, y darles guerra
hasta lograr por mérito cortarles
la manía insalubre de tenerme
fijado a la nefasta condición
de ser tan sólo canto y emoción
que nadie se desea cuando duerme.
Y lo hice; carcomiendo mis vacíos
me fui tornando fiel hasta las uñas,
hasta hendir en dos mil pechos mis cuñas
hechas de miel y agua de rocíos,
con un toque de rabia mal parida
en el antes del miasma desta herida.
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