1. ¿Cómo fue que has llegado al impulso de escribir, y a concretar el acto de escribir?
Desde siempre me ha llamado el arte, desde que era pequeña dibujaba (no muy bien) y escribía y probé otras artes también. Imagina a una cría autista sin muchos amigos, un poco rarita y la cabeza llena de mundos por crear, y tendrás un buen esbozo de quién era yo. De alguna manera la escritura era el arte que más se ajustaba a mí y con la que mis ideas fluían mejor y supongo que de forma natural acabé centrando todos mis esfuerzos en ella.
2. ¿Qué significa para ti el escribir?
Contar historias significa convertirme en la historia misma: me olvido de mí y de repente soy los personajes y las cosas que les acontecen. En realidad, se parece muchísimo al ejercicio de leer, sólo que en lugar de recibir el texto e imaginarlo, lo imagino primero y lo plasmo después de forma que pueda ser recibido por otro. Siempre me han gustado las historias, disfruto del cine, pero sobre todo de la literatura y los videojuegos y siempre me he perdido en mi mente creando historias, para mí es algo tan natural como respirar. Sinceramente, no creo que los seres humanos podamos vivir en el mundo sin imaginación. Al fin y al cabo, nuestra interpretación del mundo es pura imaginación (y un montón de cosas que pasan, claro).
3. ¿Podrías afirmar que el escritor nace, se hace, o que hay una mezcla de ambas cosas?
Tiendo a pensar que cualquier habilidad humana es una mezcla de práctica y talento. El talento es una base que sin duda puede dar ventaja, pero, en general, tiene que haber mucho trabajo detrás, tengas ese talento inicial o no. Como cualquier habilidad, necesitas invertir cientos o miles de horas en ella para ir desarrollándote como es debido. La práctica hace al maestro, dicen.
4. ¿Cómo te has formado en el mundo de la escritura?
Siempre he leído y siempre se me ha dado bien el comentario de texto, gracias a lo cual he podido absorber lo esencial de la literatura. Hice una filología que me ayudó a asentar ciertos conceptos teóricos pero la teoría me aburre muchísimo y no me gustan los sistemas de reglados de aprendizaje en general. Así que he aprendido de lo que he ido sacando con tiempo, fijándome en cualquier tipo de escritor y experimentando si podía. De todas formas, siento que me queda tantísimo por aprender que no puedo afirmar que me haya formado, como mucho, empiezo a darme cuenta de por dónde van los tiros.
5. ¿Qué autor, o qué autores marcaron tus inicios en la lectura y quizás te impulsaron a la escritura?
Recuerdo leer Macbeth y Romeo y Julieta con unos diez años. Las lecturas del colegio me parecían insultantemente aburridas, así que yo leía mis cosas. Y si a los diez años lees Macbeth y Romeo y Julieta porque te da la gana, algo cambia en ti para siempre. Admiraba cada frase escrita por Shakespeare y supe que tenía que escribir. En aquel momento no pensé que quería ser escritora, pero sabía que necesitaba escribir. ¡Y mi casa tenía cada pared cubierta de estanterías llenas de libros.
6. ¿Tienes algún libro, o algunos libros de cabecera, de esos a los que siempre se da una ojeada?
Cualquier libro del Mundodisco de Terry Pratchett me vale, aunque en los últimos se puede apreciar cuantísimo había aprendido en relación con los primeros. Terry Pratchett es un autor de una inteligencia desbordante, que decidió hacer comedia acerca de la fantasía como género, mientras dotaba a sus historias de unos personajes absolutamente humanos, heroicos (muchas veces sin querer), ridículos, cobardes, genios, valientes… y siempre graciosos. Además, lo más normal es que si ves a alguien riéndose a carcajadas con un libro, sea un libro de Pratchett.
7. Hoy día, ¿tienes algún autor o autores que te impacten como aquellos que fueron tus primeros favoritos?
Bueno, Shakespeare es difícil de superar, desde luego. Pero entre Terry Pratchett, Oscar Wilde, Ursula K. Leguin, Jorge Luis Borges, Isaac Asimov, Adrzej Sapkowski Geroge R. R. Martin o Charles Bukowski, la verdad es que la vida se hace más entretenida. En cualquier caso, me impactan igual, cada uno a su manera.
8. ¿Cómo surgió la idea de «Herejes e idiotas»? ¿Ya tenías la idea completa o la fuiste desarrollando a medida que la novela cobraba vida?
Todo empezó por una queridísima amiga, Eileen Ramnitz, también escritora, a la que quería sacar una sonrisa con un relato. Escribí el primer capítulo de Herejes e Idiotas en inglés (mi inglés macarrónico), sabiendo que aquellos Highly Unfriendly Gods (los dioses muy poco amigables, en la versión en español) le iban a hacer sonreír, y unos meses más tarde ella me preguntó si quería escribir un libro. En su momento le dije que no, pero como ella andaba escribiendo una novela (aún inacabada), me dio envidia y escribí el resto de Herejes e Idiotas en un par de meses. No quería meter relleno innecesario y tenía las bases de una road movie en la cabeza, con un par de sorpresas y guiada en gran medida por los personajes, de modo que se quedó en una novela corta.
9. La historia tiene un reducido número de personajes, pero la estructura que los comprende es compleja. ¿Hay un metamensaje detrás de las instituciones que conforman la trama?
Tiendo a desconfiar de la autoridad y tiendo a desconfiar de quienes construyen el relato en un antagonismo, creando una especie de leyenda negra alrededor de unos enemigos, ya sean imaginarios o reales, sí, se crea una cierta ilusión de control y seguridad, pero el precio a pagar es alto. Creo que en la novela la Iglesia, rodeada de un halo de orden y justicia, no es más que una facción que quiere acumular poder. La Academia posiblemente también tenga los mismos objetivos y sin embargo, pese a que ambas instituciones emplean la violencia para conseguir sus fines, hay una que tiene mucha peor imagen que la otra debido a que la Iglesia controla el relato.
Al mismo tiempo siento simpatía por los típicos personajes que según el canon han de ser malvados, y en ese sentido la Academia me ayuda a subvertir esa especie de dogma que dice que, por ejemplo, un nigromante debe tener una determinada personalidad y que no puede ser el héroe de la aventura.
Con todo, el verdadero antagonista de la novela parece más bien un ente acéfalo y plural (los Antiguos) mientras que las instituciones que detentan el poder sólo tratan de perpetuarse, construyendo relatos cuestionables acerca de solidaridad con el pueblo, incapaces a la vez de reaccionar o ver siquiera la amenaza real que suponen los Antiguos (que en mi cabeza funcionan como una metáfora del poder económico, pero eso ya es darle muchas vueltas). Esto se entronca de alguna manera con las leyendas acerca de edades anteriores del mundo en las que se sugiere que el poder se alimentaba a sí mismo en una espiral de crecimiento sin control, que llevó a la tragedia y significó la muerte de millones de personas.
Los personajes protagonistas, pese a pertenecer o bien a la Academia o bien a la Iglesia, han conseguido distanciarse lo suficiente de esta lucha y el relato que conlleva, posiblemente porque nunca llegaron a encajar en ningún sitio, siendo capaces de verse como seres humanos en lugar de como integrantes de una u otra institución, y encontrando amigos en los lugares más insospechados.
10. Como adviertes en el prólogo, los personajes de la novela no “le dan importancia a sesgos culturales como el género, la raza o la posición social”. Sin bien esto es parte de la trama, ¿es posible tomarlo como una idea de situación ideal a lograr?
Los personajes se encuentran dentro del espectro autista y, aunque no todas las personas autistas tienen el mismo grado de ceguera social (ni de conocimiento profundo del ser humano), sí me parece que un mundo en el que tratáramos a las personas por lo que son, sería más deseable. Creo que lo que les hace grandes a estos personajes es que, a pesar de que hay un fuerte antagonismo entre Academia e Iglesia, ellos aceptan al resto de personas tal y como son (en mayor o menor medida), y esto, en un mundo que nos enseña a regirnos por determinadas normas sociales que tal vez sean irracionales o no respondan fehacientemente a quién es la otra persona, en un mundo donde se nos enseña que la xenofobia, el clasismo o la homofobia pueden tener sentido, y en un mundo en el que se nos enseña también a idealizar a otras personas para culparlas después de no cumplir con nuestras expectativas, en mundo en definitiva lleno de prejuicios debido a las más arbitrarias diferencias, poder mirar a alguien desde la honestidad de nuestro corazón, ser capaces de ver el corazón de la otra persona en su mirada, sí me parece una meta digna de buscar.
11. La historia contiene una buena cantidad de diálogos que fluyen naturalmente, ¿cómo te sientes al escribirlos? Es un aspecto que a algunos escritores les suele resultar esquivo.
Me parecen muy fáciles de escribir y me encanta hacerlo. Disfruto mucho de los diálogos porque puedo ejercitar aquello de “mostrar, no contar”, pondré un ejemplo: hay escritores que escriben cosas como “este personaje era muy inteligente y todo el mundo le respetaba por ello” y en algunos casos, sin embargo, en las interacciones de diálogo, el lector no es capaz de leer esa inteligencia que se supone desprende el susodicho personaje y el respeto que en teoría debe infundir parece injustificado. Prefiero que los lectores tomen contacto con mis personajes, los descubran y se hagan una idea de cómo son, observando sus rarezas y sus puntos fuertes sin que yo, como autora, me inmiscuya en ese proceso. No me gusta describir a mis personajes, ni siquiera a nivel físico, pero me encanta mostrar cómo son y los diálogos son una herramienta estupenda para conseguirlo.
12. Aunque cada personaje tiene un carácter muy particular, se hace difícil no verlos como partes de un todo. ¿Hay alguno que sea tu favorito?
Creo que los cuatro protagonistas funcionan bien juntos y no podría elegir sólo a uno por encima de los demás. Son diferentes, pero también muy amigos y creo eso es lo que hace que sea difícil imaginárselos por separado. Sucede que las personas autistas solemos encontrar ciertas dificultades a la hora de ver los límites entre nosotros y las personas que queremos. Y ellos se quieren mucho.
13. ¿Cuánto tiempo te llevó desarrollar esta novela, y qué dificultades implicó su realización?
Unos dos meses, después tocó el periodo de corrección. Supongo que en cualquier caso jugaba con ventaja porque la chispa del primer capítulo ya estaba ahí. Tiendo a escribir relatos cortos y ya sé que una novela larga suele tener mejor prensa, pero yo me dije a mí misma que esto iba a ser una novela corta y soy de cumplir mi palabra (y ésta es una forma épica de presentar mi vagancia, sin duda). No he tenido muchas dificultades al crearla, aunque, como suele sucederme, el principio y el final los tenía muy claros, mientras que lo del medio ya me obligó a pensar un poco y hacer sesiones de brainstorming con mi amiga escritora.
14. ¿Tienes alguna anécdota especial en el camino de su creación?
Sólo que quería hacer reír a mi Cielo, esto nunca fue pensado como un libro en un principio sino como un único relato corto. Pero tampoco la novela hubiese sido posible sin que ella me animara a escribirla. Es una anécdota simple, pero especial.
15. ¿Qué le dirías al lector potencial de tu libro?
Querido lector, ¿recuerdas que en clase de literatura nos contaban que un buen libro era aquél que ofrecía diferentes niveles de lectura? Pues bien, yo tengo un libro que ofrece diferentes niveles de lectura, pero he venido a desafiar esa concepción.
16. ¿Qué le dirías a quien, como estuviste tú, está en los afanes de escribir una novela?
Practica, practica y practica. La gente cree que los músicos tocan como los ángeles por ser poseedores de un talento previo, que los bailarines se mueven exquisitamente bien por tener talento para ello, que los escritores geniales los son porque tienen talento. Y por aquí sabemos que es pura práctica. Así que escribe y no pares de escribir. Luego tíralo todo y vuelve a escribir.
17. ¿Tienes otros proyectos literarios a concretar?
Sí, tengo en mi blog un relato que se llama La rapiña y el sol, creo que tiene mucho potencial como novela algo más larga y tengo mucho interés en seguir escribiendo sobre ese mundo, aunque necesito pensar acerca de la estructura de la obra un poco más.
18. ¿Qué crees que es innovador en tu novela?
Mi novela toca brevemente varios temas: feminismo, moral, ecología, los miedos de mi generación Millenial, autismo, discriminación, amistad, dinámicas de poder institucional y, como casi cualquier mundo post-apocalíptico que se precie, el fin del capitalismo desde una óptica negativa (personalmente creo que el fin del capitalismo será una buena noticia y tengo relatos como Un día de clase que tocan ese tema desde el optimismo, pero me encantan las ficciones post-apocalípticas). Evidentemente todos estos temas ya se han abordado en novelas de fantasía, aunque raramente se habrán combinado en una única obra. Lo cierto es que desde la antigua Grecia y la antigua China se nos ha hecho un poco cuesta arriba innovar, pero en la mayoría de los casos cuando nos enfrentamos a un nuevo relato el impacto proviene de cómo se desarrolla la obra, de qué perspectiva se plasma y cómo se plantea, y qué se siente al estar frente a ella. Tal vez sea posible que lo que aporta Herejes e Idiotas sea un soplo de aire fresco al añadir una perspectiva autista y poco habitual a lo que ya está escrito: es una novela improbable y eso tiende, como poco, a despertar interés.
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