Una vez finalicé mi libro me encontraba bastante perdida. En general me cuesta moverme en sociedad y el mundo de las editoriales se me hacía frío y distante. Confío en la fuerza de mi propio trabajo, pero ignoro cómo venderlo o cual es mi papel una vez las letras quedan plasmadas en el papel.
Silvio Rodríguez Carrillo, escritor, poeta y economista, decidió prestarme su valiosa ayuda con la edición de mi primer libro: haciendo las veces de corrector, maquetador, corrector de estilo y editor. Debido a su amplio conocimiento sobre literatura, no tiene problemas en comprender el espíritu de la obra que se le presenta, de darle un acabado en sintonía con el estilo del propio autor, ofreciendo opciones y soluciones, siempre tratando de mejorar el producto mil veces, aun cuando el autor o autora puede haber considerado que ya estaba acabado, esforzándose siempre por ir un paso más allá. En definitiva, hace su trabajo a la perfección, de forma muy diligente, yendo una y otra vez a lo profundo del texto y al mejor acabado posible, sin importar el esfuerzo que esto implique, sino el resultado que se exige a sí mismo.
Por si no fuera poco, en sus paquetes de servicios editoriales de Dualidad 101 217 incluye comentario y entrevista. Respecto a esto he de decir que las preguntas de la entrevista estaban entretejidas con una gran inteligencia de forma que resulta muy sencillo resaltar y embellecer la obra de cara a los futuros lectores, y el comentario, igualmente medido, revela el trabajo de un especialista que ha sabido escuchar todo lo que la obra dice y lo hace visible sin desvelar la trama, de forma que el resultado está lleno de lucidez y arte por sí mismo.
Personalmente espero tener el honor de contar con él en el futuro y no puedo dejar de recomendarlo para aquellos escritores que, como yo, no sepan a donde mirar en un momento dado. Silvio Rodríguez Carrillo es una grata sorpresa llena de talento y un perfecto guía en todo el proceso de edición.
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