En tiempos de Karol Jósef Wojtyla al mando del Vaticano, el principal cabecilla del tema de abusos sexuales fue Marcial Maciel Degollado, fundador de la congregación católica «Legión de Cristo». Maciel, por ser uno de los favoritos de Karol, pese a la cantidad de evidencias de sus correrías, gozaba de plena impunidad. Por entonces, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes, el Santo Oficio de la Inquisición) era el Cardenal Joseph Ratzinger, que en un vía crusis del 2005 había exlamado un ¡«Cuánta suciedad hay en la iglesia»!, conocedor de todos los casos de abusos sexuales.
En 2006, siendo Ratzinger papa, ordenó cerrar la cuestión que entonces se cernía sobre Maciel Degollado haciendo mención a la avanzada edad y quebrantada salud del sacerdote. Como sanción, en todo caso, le ordenó el retiro del sacerdocio público para que se dedique de lleno a una vida de «oración y penitencia». El caso de Maciel vendría a ser el primero al que tuvo acceso la prensa «de nuestros días», es decir, con internet, con correo electrónico, con la posibilidad de transmitir en el momento cualquier reacción de un personaje público, y de retransmitir cualquier dato que pudiera ser relevante.
El otro punto de inflexión pudo haber significado el tremendo documental de Alex Gibney, «Mea máxima culpa: Silence in the House of God» (2012), en el cual el documentalista registra que en realidad la Iglesia tiene un auténtico «modus operandi» sobre los casos de abuso sexual. En el film, por ejemplo, el ex fraile Benedictino, Patrick J. Wall, revela que para el año 1995 el presupuesto en su Archidiósesis era de 7 millones de dólares destinados a las diversas causas de abuso infantil. Todavía más, se vio la posibilidad de comprar una isla (Carriacou) y enviar allí a los curas pederastas.
Hasta aquí, está claro el nivel de frustración y resentimiento que muchas víctimas todavía guardan para con la figura de Joseph Ratzinger, porque en su momento significó la posibilidad de realizar un verdadero cambio en el sentido de punto final para con los abusos por un lado, y de compensación sicológica, emocional y por supuesto, económica para con los afectados. Pero desde el Vaticano no pasó absolutamente nada. Los únicos casos que tuvieron algún resultado con resarcimiento económico para la víctima y sentencia para el victimario fueron aquellos en donde se implicó la ciudadanía y el sistema judicial local.
El caso de Irlanda
Con Ratzinger como cabeza del Vaticano (elegido sucesor de Karol Wojtyla el 19 de abril de 2005) sale a la luz una investigación del Gobierno irlandés conocido como el «Informe Ferns» (octubre de 2005), con el cual se dejaba al descubierto que más de un centenar de sacerdotes católicos de una diocésis del condado de Wexford habrían abusado de unos 390 menores. En el estudio se investigaron 5.600 expedientes de religiosos y abarcando el período de 1962 a 2002. En mayo de 2009 se daba a conocer el informe de la «Comisión Ryan», y en diciembre de 2009 el «Informe Murphy».
Con todos estos informes hechos públicos se hicieron evidentes tres puntos: 1. Ratzinger, estructuralmente, nunca hizo nada al respecto de la problemática. 2. Ha sido el Gobierno de Irlanda el que tomó cartas en el asunto y fue por eso que se llegó a descubrir y hacer pública la terrible red de encubrimiento del Vaticano. 3. Recién al tomar carácter público, de «escándalo», es que Ratzinger decide «tomar medidas» como «escribir una carta a los católicos de Irlanda», y aceptar la renuncia de tal o cual sacerdote. Es decir, en última instancia, Ratzinger nunca cruzó el límite de los buenos deseos.
El caso de Australia
En noviembre de 2012, Julia Guillard, Líder del Partido Laborista Australiano, y por en entonces Primer Ministro de Australia, creó la «Comisión Real de Respuestas Institucionales al abuso sexual infantil», la cual realizó más de 8mil sesiones privadas entre el 2013 y el 2017, incluyendo entrevistas con miles de víctimas. La comisión recibió 1.000 testimonios por escrito y llevó a cabo 57 audiencias públicas. Entre otros resultados, el informe revela que el 58,6% de los abusos ocurrió en una organización religiosa, recayendo en la iglesia católica el 61,8% de los casos. Las decenas de miles de víctimas conformaron una «tragedia nacional».
Coincidencias de la historia, el mismo año en el que la Comisión Real comienza con sus sesiones asume Jorge Mario Bergoglio como jefe de Estado del Vacticano. Cinco años después, cuando los resultados fueron dados a conocer al público, ¿qué fue lo que hizo?… Correcto. Similar, el Arzobispo de Melbourne, y presidente de la conferencia de Obispos Católicos de Australia, Denis Hart, expresó su «incondicional disculpa por este sufrimiento y el compromiso de garantizar justicia para los afectados.» Si la investigación costó 500 millones de dólares, ¿con cuántas disculpas incondicionales alcanzarían para compensar a las víctimas? Hart no soltó un dólar.
Los «otros casos»
Existen otros casos «sonados» en una diversidad de países, por ejemplo: Karadima y Francisco Javier Errázuriz Ossa, en Chile, Julio César Grassi y Luis Eduardo Sierra, en Argentina, y Luis Enrique Duque Valencia, en Colombia (para no volver a Marcial Maciel, México). Sin embargo, a pesar de que cada uno de ellos tuvo un gran impacto social, ninguno llevó a que el gobierno de esos países inicie una investigación independiente, a plazo, y con profesionales debidamente entrenados para la misma. Es decir, pareciera que sólo en Irlanda y Australia se habría tomado consciencia del sistema de encubrimiento propiciado por el Vaticano.
En Paraguay, apenas es conocido el caso de Juan Andrés Sosa, párroco de San Antonio de Pádua, de Ciudad del Este, que fue condenado a 8 años de cárcel por abusar sexualmente de un monaguillo de 11 años de edad. Cuando sobre el entonces monseñor Jorge Livieres (año 2002), obispo auxiliar, obispo diocesano y miembro de la Conferencia Espiscopal Paraguaya, también recayeron acusaciones de abuso sexual, el tema fue tratado como una situación de tinte político, como una denuncia con la finalidad de desprestigiar a Livieres como a la Iglesia. Livieres terminó presentando su renuncia, que fue aceptada por Karol Wojtyla.
En lo más reciente, mayo del 2018, se dio la renuncia en bloque de los obispos de Chile tras el resultado de una investigación interna del Vaticano de 2.300 páginas. Por supuesto, el contenido de este informe no ha sido publicado. Más arriba, en EUA, este agosto de 2018, se dio a conocer que unos 300 sacerdotes están acusados de abusar sexualmente de más de 1.000 menores en Pensilvania. Y aquí la diferencia, Josh Shapiro, fiscal general de Pensilvania, ha presentado y hecho público el informe pertinente, y en el cual queda demostrado que la Iglesia tiene un sistema de encubrimiento.
Tres nombres, tres
El cardenal australiano George Pell era uno de los candidatos a suceder a Joseph Ratzinger cuando este renunció en 2013. Bajo el mandato de Jorge Bergoglio asumió el cargo de Prefecto de la Secretaría de la Economía de la Santa Sede, es decir, el tesorero del Vaticano y, por ende, el 3.er hombre más poderoso de la Iglesia Católica. Sin embargo, Pell ha sido suspendido temporalmente de su cargo para que pueda enfrentar un juicio por abuso sexual de menores en Melbourne, Estado de Victoria, Australia. La juez Belinda Wallington tomó esta decisión por encontrar pruebas suficientes como para un juicio.
Justo después de que Wallington decidiera que Pell vaya a juicio, el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, acepta la invitación de asistir a la reunión anual del Grupo Bilderberg en junio de este 2018. ¿Qué hace un cardenal católico en ese grupo? Sólo Pietro podrá saber la respuesta. Lo que sí sabemos todos es que en su momento Pedro Sánchez (actual presidente de España), también fue convocado por el grupo, como lo fueran varios años atrás David Cameron, Tony Blair y Bill Clinton. Con el desgaste de Pell, podría ser Parolin quien eventualmente suceda a Jorge Bergoglio.
En Agosto de 2018, el Monseñor Carlo Maria Viganò, Arzobispo titular de Ulpiana, publicó una carta en la cual da testimonio de que Jorge Bergoglio ha venido encubriendo al cardenal McCarrick, exigiéndole al papa como a sus más altos colaboradores renunciar al cargo que ocupan a fin de realizar una purga en la curia. Bergoglio, por su parte, sobre esta carta declaró que no diría una sola palabra, e instó a que la prensa saque sus propias conclusiones, señalando que la misma tiene las herramientas suficientes para hacerlo. Quizá a Bergoglio se le escapa aquello de que «el silencio otorga». Quizá.
Descarga la carta de Carlo Maria Viganò aquí
Conclusiones
Si miramos el histórico, ¿qué es lo peor que le puede pasar a un cura pederasta de ser hallado culpable? Pues una vida de penitencia y oración. Es decir, se lo traslada a alguna parroquia fuera de cámaras y listo. No va a prisión, y vaya uno a saber qué hace y en dónde. Esto, de acuerdo a la ley canónica.
Respecto de las víctimas, como los delitos lo cometen las personas, y no los Estados, el Vaticano no desembolsa un centavo. Cada víctima tiene que rehacer su vida como pueda, y si no puede pagarse una terapia e inconscientemente está aguardando el momento de devolver la moneda, pues ¿qué hacerle? Será la voluntad de Dios, según el papa de turno, seguramente.
Acerca de Bergoglio, el máximo jefe de un Estado, el máximo jefe de una Iglesia, no puede alegar desconocimiento. Que Bergoblio niegue saber que existen estructuras pederastas en su Iglesia, y en diferentes países es lamentable como cruel, que no haga nada al respecto es ya complicidad. Por esto, cuando la gente comience a comprender que la pederastia de los curas siempre ha sido tolerada, permitida (para no decir fomentada) desde los más altos cargos incluyendo el papado, el rechazo hacia todo lo que signifique «papa» será abrumador.
Lo más probable es que Jorge Bergoglio sí sea el penúltimo papa de la Iglesia católica tal como la conocemos, y sobre su sucesor sólo quedarán escombros, el «resto» de unos «creyentes» que jamás se enteraron ni de las víctimas, ni de las redes de corrupción, de nada.
Tiempo para ti,
Esta es una de esas entradas que implican investigación y comprobación de información, y que incluye material multimedia y de descarga. ¿Qué te ha parecido?
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Te leo en los comentarios.
VRA dice
La exposición de los casos de abuso sexual en la Iglesia es impactante. Es imprescindible que haya una respuesta firme y justa para las víctimas, y que se implementen medidas preventivas para evitar futuros abusos.
BE RA dice
Este artículo aborda un tema doloroso pero necesario: los abusos en la Iglesia Católica. Es fundamental que se siga investigando y denunciando para garantizar la protección de los más vulnerables y restaurar la confianza en la institución.
A P dice
El artículo pone de manifiesto la complejidad del tema de los abusos sexuales en la Iglesia. Es esencial que se sigan destapando estos casos para avanzar hacia una institución más ética y responsable con sus fieles y la sociedad.
LVP dice
La investigación profunda sobre los abusos sexuales en la Iglesia es reveladora. Muestra la importancia de la transparencia y la justicia para las víctimas. Es imprescindible que la Iglesia asuma responsabilidades y establezca medidas preventivas claras.
M S dice
El artículo destaca la persistente problemática de abusos sexuales en la Iglesia Católica. Es crucial abordar estos temas para fomentar un cambio y proteger a las víctimas. La exposición de casos y la falta de acción efectiva reflejan la necesidad urgente de reformas estructurales.
Diana dice
de todos los post que leí, este me pareció mas desgarrador y mas interesante que todos. Tengo una fuerte relacion amor-odio con la religion, y este tipo de publicaciones me parece de interes, para que asi cada ser humano trabaje en si mismo, en sus propios… digamos… ¿pecados? y evitar historias como esta.
Silvio M. Rodríguez C. dice
Salud, Diana
Cuando escribí este artículo era difícil prever que el 3.er hombre del Vaticano perdería su puesto y sería hallado culpable. Aunque el veredicto salió en diciembre recién se lo dio a conocer en febrero, y ahora está en curso la apelación.
Para mí lo fundamental es que sólo hay una manera de cambiar una realidad, conociéndola.
Un abrazo y gracias por leer y comentar.