al costado del mundo de las miradas sucias
en el centro del hueco que escapa de mi nombre
ahí danza sin dogmas mi soledad tranquila.
¿Cómo podría un puerco animal sin cadencia
enturbiar cada círculo que tejen mis tobillos
con sólo palabritas y gestos venenosos
si el odio es una costra que cargo entre mis manos?
Como ves, si te fijas, es mejor conservar
la distancia, los modos serviles como hipócritas
que aprendiste en tu casa entre rezos y cruces.
Mejor dejarme así, irrazonable, imbécil
girando sin sentido alrededor de sí,
pero hasta ahora al menos, limpio de lamer culos.
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