Estalla en mil doscientas partes, cierto
y no te va tender su puta mano
sin antes confirmar que aún anciano
podrás cargar el peso de lo muerto.
Mirá que viene solo y es experto
en eso de la concha y lo del ano,
que sabe del apriete de lo vano
y de cómo al final se caga el tuerto.
Vos, mejor, le seguís con salvar mundos
que siempre llena, siempre, lo gritado
cuando no se sembró pechos fecundos,
que para lo vulgar de ser enviado
y no saber con qué, se basta y sobra
que su nombre, por él es ya su obra.
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