10. La maquetación: e-Book y libro en papel
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10.1 El e-Book
Si bien es cierto que el e-Book se ha venido expandiendo desde que apareció en el mercado, la verdad es que no ha logrado desplazar al libro tradicional. Sin embargo, es un formato sobre el que se vuelcan infinidad de autores, sobre todo porque es la manera más sencilla de acceder a un mayor número de lectores, porque ahora los dispositivos se han vuelto más versátiles al momento de ser utilizados para leer libros electrónicos, y porque el costo de estos es muy inferior al precio que tiene un libro tradicional.
De hecho, hay autores súper ventas que sólo publican en versión electrónica y que viven de ello, como también están aquellos que utilizan ese canal sólo para promocionar su empresa, es decir, los que publican en versión electrónica como sistema de promoción. Lo quieras o no, el e-Book es un canal importante de difusión y un posible generador de ingresos pasivos, por lo que debes considerar como imprescindible que tu libro se pueda comercializar por esa vía. Existen varios formatos electrónicos, pero actualmente los que más se manejan en el mercado son el formato PDF y la versión Kindle, de Amazon.
Con la versión Kindle, si publicas tu libro en Amazon, el lector podrá acceder al mismo desde cualquiera de sus dispositivos electrónicos, su móvil, su tablet, el dispositivo especial de Amazon, y claro, también desde su Pc o su portátil. Este sistema permite «subrayar» o marcar ciertas partes del texto, compartir eso que se remarca con las redes, y hasta exportar todo lo remarcado en un archivo html, como también hacer anotaciones al margen. Amazon tiene también su propio programa de edición de e-Book, lo cual agiliza bastante la publicación del libro, aunque claro, partiendo de un archivo original correctamente maquetado.
Con la versión PDF puedes tener tu libro a la venta en tu propia página utilizando alguna pasarela de pagos, y con la ventaja de que puedes utilizar un plugin como PdfStamper, con el cual se imprime en el archivo aquellos datos del comprador que tú condiciones. Por ejemplo, si estableces que el comprador debe insertar su nombre y su correo electrónico para acceder al archivo, esos datos se imprimen en el PDF que habrá de recibir. Esto quiere decir que si llega a reenviar a otro usuario ese PDF, se expone a que sus datos privados se conviertan en públicos.
Ahora, ya sea que te vuelques por Kindle, por el PDF, o por el EPUB, deberás partir de un archivo que siga las directrices de la plataforma destino. Y más allá de las directrices particulares de cada tienda, deberás considerar, sobre todo, el índice, es decir, la disposición de todos los títulos y subtítulos con sus diferentes niveles a lo largo del libro. Si tienes todo el índice correctamente dispuesto no deberías tener inconvenientes al subirlo a las plataformas, y si has seguido debidamente las medidas correspondientes, el resultado final debe ser legible tal como si se tratase del archivo original.
Como particularidad del e-Book se da que algunas plataformas –si no todas– permiten la lectura de un porcentaje de los libros que distribuyen. Un porcentaje que usualmente ronda entre el 10% y el 30%. Y claro, este porcentaje va desde el inicio del libro, por lo tanto, es importante que en este caso el índice y la presentación vayan primero, y los agradecimientos y demás al final del libro. Así, si un lector llega a interesarse en tu e-Book, antes de comprarlo podrá leer el índice, la presentación, y las primeras páginas, con lo que podrá comprobar si se trata de un material que habrá de satisfacerlo.
10.2 El libro en papel
En esta versión juegan un papel importante algunos detalles que en la versión digital no: las páginas en blanco al principio y al final, la página de créditos, los encabezados y pies de página, la numeración, y la distribución del inicio de cada capítulo en página impar, en página par, o indiscriminadamente. A este respecto, también hay toda una tendencia, similar al concepto de las portadas, que recomienda cierto formato dependiendo del tipo de libro. En una novela, por ejemplo, no se recomienda colocar nada en los encabezados de página, y los pies de página se utilizan sólo para la numeración.
En el caso de un libro de método, quizás sea conveniente utilizar los encabezados para señalar el capítulo y los temas tratados, por ejemplo en los encabezados de página impar el nombre del capítulo, y en página par ir cambiando los temas tratados. Al utilizar una de las plantillas Word que ofrecen las plataformas, se dividirá el archivo utilizando «saltos de sección» para que cada capítulo quede fijado a una sección, y así poder editar todas las demás sin que una termine afectando a la otra. También es importante utilizar los saltos de página, antes que llenar el texto de «enter».
Además, hay que tener en cuenta la distribución de los títulos y los textos, cosa de seguir un criterio durante todo el libro. En esta distribución se considera si el primer párrafo luego de un título no llevará sangría, y si qué dimensiones se considerarán para la sangría de los otros párrafos. En esta distribución también entra a jugar el tipo y tamaño de letra, con o sin serifa («serif» o «sans serif»), que habrá de emplearse. Hay autores que por desconocer la regla, se dejan llevar por un determinado tipo de letra que no es la recomendable para su texto.
Verás, leer una entrada en un blog, y considerando el brillo y resolución de los monitores, es muy diferente de leer 20 páginas de un libro de narrativa. Las letras serif, o con serifa, al tener una «gracia», o remate, facilitan la lectura lineal. Las tipografías sans serif, o sin serifa, por el contrario, facilitan la lectura de los títulos en general, y de los textos en Internet en particular, porque los textos se ven más pulcros. Es decir, en una pantalla los remates no se distinguen debidamente por lo que en Internet es más frecuente la utilización las sans serif.
Al momento de maquetar cualquier libro, yo recomiendo utilizar las sans serif, e incluso utilizar la más tradicional de todas: Times New Roman. Y esto porque, al menos desde mi experiencia, es el formato con el que el público está más acostumbrado, y esta costumbre, lo creas o no, constituye una razón de peso. Hay fuentes muy llamativas, muy bonitas, pero que al rato de lectura generan agobio, y lo último que un autor necesita es agobiar a sus lectores. Además, hay fuentes que tienen mejores niveles que otras, y esto se evidencia al utilizarse más de un nivel de títulos.
10.3 Un par de consejos sobre maquetación
Existe abundante información en Internet como para que puedas encarar la maquetación de tu libro por tu cuenta, tutoriales que van desde cómo realizar un índice automáticamente, hasta cómo realizar los saltos de sección y cómo configurar encabezados y pies de página. Sin embargo, la cosa tiene su vuelta de tuerca, y es mejor que partas de la ayuda de un profesional primero, y después, con el trabajo terminado, vayas investigando y probando como modificar tal y cual detalle. Si tienes tu libro maquetado profesionalmente, y en formato Word, podrás hacer la maquetación de una segunda edición, o de un nuevo trabajo.
Evita sobrecargar tu libro con imágenes, y si acaso te decides por emplear algunas, cuida de que las mismas tengan una relación de fondo y forma. Es muy incómodo que una imagen sea de baja resolución y otra de excelente nitidez, igual que si una imagen tiene una tendencia al rojo, mientras que la otra es en blanco y negro. Un maquetador utilizará las imágenes que le proveas, y es muy posible que no te diga nada al respecto, pues no es su trabajo, así que es algo que deberás investigar por tu cuenta. No sea que termines mezclando dibujos con fotografías.
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