Concierto de juicios, o el dolor de escuchar de lejos
1- Explicación de la furia
El aliento que danza en un espasmo
me lucha en la garganta algo de noche,
hay una luz que nubla el derrotero
de tantas horas quietas sin hablar…
cuando tu imagen, plena de granates,
desnuda lo sencillo de estar solo.
Y por poco te tengo o te consigo
de este lado del miasma y de la luna
labrando las veredas del invierno
que me astilla los ojos con ausencias
y me ahonda la sed que feliz hiende
todos sus huecos hondos en mi piel.
Así y entonces me sé vencido por tu pelo,
huérfano del discurso…
Pero bueno, carajo
a la remil putísima madre que me parió
ya no sé en qué putísimo idioma de mil mierdas
tengo que repetir que me jode y muy mal
que cuando estoy cogiendo con mi propio cerebro
te me vengás en serio, con el cuerpo presente
para no sé qué cosas de cualquier puta vida.
Me importará un carajo tu mundo de basuras
seré el sorete hediondo, que se traga sin lástima,
el pus en la cabeza de la pija de Dios,
lo que vos te imagines y definas a ciencia,
pero la concha, tía ¿acaso te interrumpo
cuando en el puto féisbuc escribís tus macanas?
Ya está bien de joder, soy un puto astronauta
y necesito un puto espacio para ser
la mierdita que sueña con escribir alturas.
Qué puta, viejo, así no puede ni Roberto
con sus siete loquitos
y ni siquiera el genio que fuera el tal Rimbaud.
Así, sólo yo puedo cagarme en asonancias
y mandarme a cagar
y queriendo coger.
Deja una respuesta