1. ¿Cómo fue que has llegado al impulso de escribir, y a concretar el acto de escribir?
La escritura, como siempre he dicho, fue un virus que se me inoculó de tanto y tanto leer. Aprendí a leer con sólo cuatro años, mi tío Ángel, que por aquel entonces estudiaba periodismo y ya daba sus primeros pasos como poeta, me enseñó, y él a la par que mis padres fomentaron esas ansias lectoras. Mientras más leía más deseos sentía de escribir, de inventar mis propias historias. Así que con ocho años o diez, ya escribía cuentos de piratas, de fantasía y de ciencia ficción queriendo imitar a Verne, a Salgari, a Dumas, a Stevenson, a Fenimore Cooper, Swift, etc. Y como también tenía otra pasión, que era el dibujo, combiné ambas cosas y hasta cree mis propios comics.
2. ¿Qué significa para ti el escribir?
La verdad que no puedo decir que para mí escribir sea una necesidad ingente; puedo estar sin escribir mucho tiempo, porque tengo otras aficiones que me nutren igual que la escritura: la plástica, la lectura, el cine, la música, el teatro…, pero sí te puedo decir que para mí escribir es un acto inmensamente placentero, que me provoca muchísima dicha. Me gusta enfrentarme a la nada y crear vida desde de ella e ir tejiendo la trama o el verso sin saber que derroteros tomarán: si la historia se convertirá en un relato largo o en uno corto, si el poema será rimado o de versificación libre. Escribo una simple palabra y, a partir de ahí, se desencadena una furia creadora, deífica, en mi cerebro y comienzo a parir personajes e historias como por arte de magia, y ese acto creador es lo que me provoca una especie de orgasmo literario que me mantiene en éxtasis. Puedo estar tiempo sin escribir, sí, pero nunca dejaría de escribir, es una medicina que necesito, lo tengo claro, para seguir cuerdo.
3. ¿Podrías afirmar que el escritor nace, se hace, o que hay una mezcla de ambas cosas?
Creo que pudiera haber una mezcla de ambas cosas, pero me gustaría pensar que para escritor se nace, que es algo que te viene en los genes. Creo que el talento para escribir no se aprende, nace contigo. Puedes mejorar la técnica narrativa pero la capacidad de fabular, de imaginar, de crear otras vidas de ficción tiene que venirte, para decirlo coloquialmente, de fábrica.
4. ¿Cómo te has formado en el mundo de la escritura?
De manera empírica, escribiendo, escribiendo y escribiendo, leyendo, leyendo y leyendo. Nunca he dado clases escritura creativa ni he estado en talleres literarios, no obstante sí he recibido consejos de otros amigos escritores que me han ayudado muchísimo a depurar mi estilo o a descubrir cosas en mi narrativa o mi poesía que yo mismo no era capaz de atisbar.
5. ¿Qué autor, o qué autores marcaron tus inicios en la lectura y quizá te impulsaron a la escritura?
Pues la lista es demasiado larga, antes ya te he mencionado a Verne o Salgari, por ejemplo, en mi niñez, pero luego en la adolescencia te diría que Maupassant, Wilde, O. Henrry, Chejov, Poe, Onelio Jorge Cardoso, Dreiser, Agatha Christie, Simenon, Twain, Conan Doyle, F. Mond, Daína Chaviano, etc. Y a los dieciséis años llegó la gran revelación, leí Cien Años de Soledad, y, desde entonces, Gabriel García Márquez se convirtió en mi autor favorito y de referencia. Todos estos que acabo de mencionar, lo fueron, como es evidente, en el ámbito de la narrativa, pero en poesía ese “honor” se lo disputan José Martí y Nicolás Guillén.
6. ¿Tienes algún libro, o algunos libros de cabecera, de esos a los que siempre se da una ojeada?
Tengo muchos y de diversa índole, de poesía, de narrativa y de arte. Siempre los tengo a mano y cada cierto tiempo cojo alguno, lo abro al azar y leo. Uno al que últimamente recurro bastante es a la poesía completa de Borges.
7. Hoy día, ¿tienes algún autor o autores que te impacten como aquellos que fueron tus primeros favoritos?
Pues sí, también es una larga lista, por ejemplo: John Kennedy Toole, Alberto Méndez, Dulce Chacón, Haruki Murakami, Paul Auster, Cortázar, Lezama, Virgilio Piñera, Leonardo Padura, Pedro Juan Gutiérrez, Almudena Grandes, Alexis Díaz Pimienta, Jesús Díaz, Abilio Estévez, Senel Paz, Luis Landero, Juan Marsé, Isabel Allende, Jesús Carrasco, Ian McEwan, Rafael Chirbes, Gavrí Akhenazi, Guillermo Arriaga, Carlos Ruiz Zafón, Wendy Guerra, Carson McCullers, Salinger, etc…
8. Los que escriben parten de otros escritores, es sabido. Pero también se dejan influir por músicos y todo tipo de artistas. En tu caso, ¿a qué otros artistas podrías mencionar que han tenido que ver con tu trabajo?
Creo que, sin lugar a dudas, le debo mucho a los cantautores, tanto a los de la Nueva Trova cubana: Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Sara González, Noel Nicola, Pedro Luis Ferrer, etc., como a los de la canción latinoamericana: Violeta Parra, Mercedes Sosa, Víctor Jara, Facundo Cabral, Alberto Cortez, o a los grandes de la música española: Joaquín Sabina, Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, sobre todo creo que me han influenciado muchísimo a la hora de escribir poesía.
9. La pregunta difícil: ¿qué libro recomendarías y por qué?
Recomendaría dos: La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, porque para mí es una obra maestra de la narrativa contemporánea, que tiene todos los ingredientes que debe de tener una novela, además de ser ácida, irreverente, tragicómica y constar con el personaje protagonista mejor escrito que yo haya visto jamás. Y recomendaría también: Juegos de la edad tardía, de Luis Landero, porque es un libro fascinante desde la primera página hasta la última, porque la capacidad de fabular de su personaje principal es tan grande como la del autor, y es un libro inteligente, divertido, diferente, que habla de escritores y de literatura pero que es mucho más que eso.
10. ¿Tienes alguna postura respecto de la corriente actual sobre el denominado «lenguaje inclusivo»?
Entiendo el por qué y lo respeto, pero creo que es innecesario.
11. Desde que has comenzado a escribir a la actualidad, ¿qué cambios notas y a qué atribuyes los mismos?
He notado que he ganado en soltura, en léxico, que he ido definiendo mi estilo, y creo que se debe a la práctica, a escribir, escribir y escribir, pero también a los consejos de amigos escritores y lectores, y a mi pasión por seguir leyendo, cultivándome, aprendiendo.
12. Has pasado por diversos tipos de corrección y comentario de diversos escritores de primera línea, ¿cómo es exponerse a esa experiencia?
Desde mi punto de vista es una experiencia muy pero que muy buena, te ayuda a mejorar en todos los ámbitos, a depurar tu escritura, a limpiarla de polvo y paja, a quedarte con lo imprescindible. Te ayuda a no dormirte en los laureles, a ser consciente de que a veces, aunque te esfuerces al máximo, siempre se nos escapan errores que no ves y sin embargo otros ojos son capaces de detectar. Te ayuda a corregir la ruta.
13. A la hora de leer, qué prefieres, ¿prosa o verso? ¿Y al momento de escribir?
No tengo preferencia alguna, leo y escribo con la misma avidez y el mismo placer ambas modalidades.
14. ¿Cómo describirías la relación entre tu faceta de artista plástico y tu faceta de escritor?
¡Qué buena pregunta! Nunca me la habían hecho. Creo que es una relación importante porque ambas facetas se complementan. Encuentro que hay una gran simbiosis entre la plástica y la literatura en mi hacer, tienen características en común, por ejemplo, soy muy barroco en las dos y voy al acto de creación con el mismo ímpetu y criterio tanto en una como en la otra, a dar vida desde la nada, sin una idea preestablecida, porque me gusta que al mismo tiempo que dibujo o escribo el resultante me sorprenda hasta que luego, ya muy avanzado el proceso, decido que derrotero va a tomar la cosa. Pero sobre todo porque de un dibujo ya terminado ha surgido luego un poema, una prosa poética o una narración ecfrástica, y, de igual manera, de un texto en prosa o de un poema ha nacido un dibujo.
15. Recientemente has publicado «Cicatrices y otros relatos guajiros», en donde una gran parte de las historias giran alrededor de «La isla». Fuera del libro, ¿cómo describes la relación que tienes actualmente con tu país de origen?
Es una relación buena y a la vez triste; viajo allí cada vez que puedo, cuando mi economía me lo permite, pero durante ese tiempo de ausencia, que pueden ser varios años, me corroe la añoranza y, paradójicamente, me da miedo que el desarraigo me vaya a hacer su presa. Mi diáspora no se debió a circunstancias políticas ni económicas, fue por amor, así que puedo volver siempre que quiera, pero guardo, a la vez, sentimientos contradictorios, porque ahora siento que mi tierra también es esta otra foránea, donde han nacido mis hijos, donde ha fructificado mi simiente. Soy consciente de la complejidad de esto, de mi situación y de todo lo que conlleva el éxodo, y toda esa amalgama de sentimientos encontrados, a los que me refería antes, también quedan reflejados en mi narrativa, pero, a pesar de todo, esta última sigue siendo y quiero que siga siendo, muy isleña.
16. Al momento de escribir, ¿tienes un ritmo disciplinado para hacerlo, o te dejas llevar de acuerdo a las circunstancias?
Depende, a veces me dejo llevar y otras, cuando ya he empezado alguna narración y creo que va ser larga, intento ser disciplinado y dedicarle cada día un tiempo hasta que la acabo. En otras ocasiones la pulsión creadora me toma de la mano en cualquier sitio y a cualquier hora y me pongo a escribir como un poseso, y hasta que no acabo el relato no paro.
17. ¿Cuál es tu próximo proyecto a nivel literario?
Me gustaría publicar alguna antología poética o alguno de mis cuadernos de poesía inéditos, pero también me gustaría retomar alguna de las novelas que tengo inconclusas y llevarlas a buen término.
18. ¿Cuál ha sido, o cuál es tu mejor experiencia como alguien que ha desarrollado su pasión por las letras?
Creo que la mejor experiencia que puedas tener es contar con un grupo determinado de lectores, grande o pequeño, da igual, son ellos los que le dan sentido a lo que haces, tanto para bien como para mal. Quiero decir que necesitas lectores a los que les gustes, les llegues y te alaben, porque te darán las fuerzas para seguir, pero también lectores que te critiquen y a los que no les gustes, porque esos te ayudarán a crecer y a superarte, a querer escribir mejor. Un autor sin lectores no tiene razón de ser. No me creo esa cacareada frase que dicen algunos: «Es que yo escribo para mí mismo». Pues si eso es así, entonces para qué publicas.
19. ¿Qué le aconsejarías a quienes están comenzando en el mundo de las letras?
Que nunca cejen en el empeño, que escriban y escriban, aunque sólo sea para domar sus bestias interiores, y que publiquen en las redes sociales y las plataformas de internet, para curtirse y aprender con los consejos de otros más versados en la materia, y para que vayan encontrando y fidelizando su público lector.
20. La pregunta que quieras hacerte.
¿Si volvieras a nacer, volverías a querer escribir y dibujar aunque no te conociera absolutamente nadie? Pues la respuesta sería un contundente «SÍ».
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Silvio Rodríguez Carrillo dice
Muchas gracias por pasarte, Juli, un abrazo!
Juliana Mediavilla dice
Una entrevista muy interesante que nos define muy bien al personaje entrevistado y que ahonda en su personalidad.