Muy poquitos los años, muchas las experiencias
en los diversos pisos de diversos países
que conocí en la prisa de no ser de los grises
sabedores de mucho, salvo de altas vivencias.
Por ejemplo, por meses, tranquilo y solitario
viví en un piso diez a puro ventanales
con la distancia, alta, cuidando a mis iguales,
y abajo los nativos, temiéndome un contrario.
A veces me caía, pero ceder no era
cosa que me defina; verás, portaba un nombre
un futuro feroz sonreía en mis hombros.
Así que sostenía mi modo y mi manera
de ser un buscador, el chico aparte, el hombre
que a la vista de nadie labora sus asombros.
Hola Silvio.
Inspirador.
Un abrazo.