A veces quiero relatar de un modo amable
mas firme y fiero, la crueldad que me enfurece
que existe, abunda, que se instala y permanece
merced a un pueblo demencial, irresponsable.
Entreno entonces el terrible, interminable
deseo azul de sostener lo que estremece,
la voz inquieta que no miente, la que crece
gritando limpio por un cambio inevitable.
Al tiempo, escupo con agrado y con desprecio
el rostro imbécil del burrazo, del grasoso
mierdita y débil que se obstina en sus temores.
Entonces Robert… desde Escocia y con aprecio
escribo un verso, un desahogo algo amoroso
sabiendo, acaso, solo ríen los mejores.
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