A veces es así, después de sortear a un par de rivales abrís el centro perfecto, pero al delantero lo mueven y por un centímetro no conecta y se pierde el gol. A veces, después de practicar esa patada que es la mejor que te sale y ya en el combate, se da que el rival no arriesga y se te queda la pierna con hambre de contacto. ¿Vos te imaginás lo pelotudo que son estos ejemplos? juuaaaasssss! Intentando ser serios, no es más que la diferencia entre la potencia y el acto. El pudiera ser frente al es, que espera.
No me canso, lo juro, es otra cosa,
la duda viperina que me impone
su fuerza casi sorda y tan real
a mitad del camino que nos huye.
Es cuando pareciera que el sentido
no alcanzara el vocablo que requiere
para obviar a la mente y descubrir
cómo es una mirada que no juzga.
Es el cuello agotado de las fallas
que no puede arreglar desde lo cálido
de sus nudos de piedra sin escrúpulos.
Esto de casi verte es más que espina
porque no sé gritar sino mudez
desde mi voz que rota te persiste.

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