Hay algo de morbo ya en la coyuntura internacional cuando además de las «noticias falsas», o presentaciones sesgadas y/o alteradas de la realidad, se presentan acusaciones sin pruebas, primero, y se actúa en consecuencia, después.
1. Bajo la excusa de supuesto ataque con armas químicas por parte de Assad hacia su propia gente —justo cuando está a dos metros de ganar la guerra civil— Estados Unidos bombardea Siria, con el apoyo ferviente de Francia y sin presentar ninguna prueba. Rusia pidió una investigación in situ y se negaron a realizar tal investigación en la ONU.
2. Bajo la excusa de que el mismo Putin estaría detrás del envenenamiento de Skripal y su hija —con un agente tóxico mortal, pero que justo, justo a Skripal no lo mató— el Reino Unido provocó la expulsión de un montón de diplomáticos rusos de toda Europa. Por supuesto, tampoco se presentaron pruebas. Rusia pidió participar en la investigación, y claro, le negaron participar en la misma.
3. En el caso del derribo del MH17, una vez más, se acusa y sin pruebas y, cuando Rusia quiere participar en la investigación le dicen que no.
Está demostrado que actualmente no existe un organismo internacional que garantice las normas del derecho internacional básico. Si tal organismo existiese Rusia podría acudir a ese organismo para denunciar y exigir sanciones hacia aquellas naciones respecto de las cuales ha recibido alguna acusación sin prueba alguna.
Pero, de todos modos, mala propaganda sigue siendo buena propaganda, y es el poder de fuego lo que finalmente sigue «disuadiendo«.
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