Una lista de exigencias difiere de un cuadro de demandas y ofrecimientos. El quid pro quo se trata de dar y recibir. Cuando la cosa es unilateral no funciona.
La administración Trump se está jugando muy fuerte en estas negociaciones y la verdad es que todo puede salir bien, siempre y cuando prevalezca el auténtico espíritu de cualquier negociación en el «que ambas partes salgan ganando».
Es el espíritu comercial lo que ha hecho crecer y desarrollarse a los pueblos, no el espíritu de dominación o de expansión per se.
Con el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA), Irán ya viene cumpliendo con lo que pide USA respecto de mantener una comunicación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Es decir, «llueve sobre mojado».
Respecto de los misiles balísticos, la cosa es impensable, porque sería arrebatarle el derecho a la legítima defensa, que tanto repite Israel. Entonces, si Irán no puede tener misiles, que tampoco puedan tenerlos los países árabes.
Para dejar de apoyar a las organizaciones terroristas, primero, muy primeramente habría que probar esto —que Irán apoya a tal o cual entidad terrorista— y, desde ahí, entonces dejar en claro las cosas. Como se dejó en claro que la administración Clinton potenció a Al Qaeda.
¿Que Irán retire todas sus tropas de Siria?, pero muy bien; pero luego que USA, Francia y Reino Unido retiren todo su apoyo logístico de la zona.
Dejar de apoyar a los hutíes en Yemen, estaría bien, después de que se pruebe fehacientemente la cosa; para luego, también, exigir que Arabia Saudita deje de militarmente a los suníes.
Reitero, mientras la cosa sea exigir sin ofrecer, no se trata de un acuerdo.
Deja una respuesta