Los golpes en cada despertar,
Como la vez que estuvo nadie
Y teníamos tantas ganas de reír juntos.
Esa vuelta a lo mismo que ya es demasiado.
Sin salidas ni teléfonos, mirando
Hacia atrás.
Todas las fotos manchadas y perdidas,
Las absurdas definiciones dominicales,
El lenguaje inexplicable, lo que está
Siempre, y nunca se escribe.
Todo lo que tuvimos que aceptar
Para poder jugar tranquilos,
En otro lugar,
Donde la derrota es un papel,
Donde la pena no existe, sólo el tiempo.
Todo va tocándose en algún punto,
Y sin embargo, no basta, es difícil sabés?
Y ahí te aborda la duda, el cansancio.
Habría que cambiarlo tanto del todo,
Más lejos que el cómodo edredón,
La tenue caricia del olvido despacio,
Ir amordazando cada idea que no pudo.
Esa sonrisa guardada en la memoria,
Reproduciéndose en cámara lenta.
El cuerpo bajo las sábanas,
Sin alcohol.
Podría estarlo todo en las manos,
Casi lo decimos, pero se esfuma como
El sueño de la mañana, queda el
Gusto amargo, el intento fallido.
Con todos los días encima hace tanto,
Y cada vez importa menos, al menos
Cuando hablamos.
Quizás no sea como lo hemos esperado,
Puede que en algún momento lo perdimos.
Pero siguen los latidos, esperando
De pie.
En alguna esquina aguarda, quizás llueva,
Algo que indique sin lastimar,
La justa equivocación, un error de papeles, rozando
El vacío, sólo aire fijo.
Agradable, esto de recordar.
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