N-10
Mal, todo mal; bello, pero escupido
desde lo simple del asco violento
para llegar a vivir el lamento
de quien repite su nombre torcido.
Bien, todo bien; los ojitos froidianos
unas centurias después de tenerlo
entre las cejas sin poder saberlo,
a la manera de bajos villanos.
Vuelve a su padre, a su madre y al agua,
mientras queremos se mate de sí
haciendo olas de ese frenesí
que nos condena a vivir sin la fragua
de respirar sin apoyo ninguno,
como Narciso al fundirse en el uno.
El dios-río Cefiso, después de raptar y violar a la náyade Liriope, engendró en ella a un joven de espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. Preguntado sobre si el recién nacido tendría una larga vida, Tiresias, el sabio capaz de predecir el futuro, contestó crípticamente «Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí mismo».
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