Le digo a V1 que me “ayude” a llenar una planilla Excel. Un quilombo, si en tiempo de Quatro Pro habrá estado viendo novelas, supongo. El caso es que la llena, una semana, y al vertedero. Al final sale con el tradicional que no sirve para informática. Le pido entonces a V2, que hace rato lo carpeteó todo, y obviamente repite el árbol genealógico, como dijera Jodoroswky.
Termino haciendo la planilla yo. En la planilla sale que no les puedo dar más plata ni a V1 ni a V2.
V1 y V2, luego, habrán de hablar de temas de la unión hace la fuerza, de que si nos ayudamos todo será mejor. De que mejor nos distribuimos las tareas, etc.
Resisitirse a colaborar más allá de la propia zona de comodidad, más aún cuando el resultado habrá de redundar en el propio beneficio es típico. Y andá a ver lo que será el centro crístico.
En por eso, tremendos esfuerzos, pero aplicados en zonas cómodas, cosa una; cosa otra pequeños, pero en zonas que no nos gustan, ahí el tema, y ahí es donde se educa.
Para todo lo demás, Latinoamérica.
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