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Ficha del libro
Título: Picasso
Autor: Federico Revilla
Editorial: Club Internacional del Libro
Nro. de páginas: 158
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Picasso
Con 14 años, en 1896, Picasso pinta «La tía Pepa», y entre otras cosas, Revilla dice: «Es un retrato de soberbia
ejecución y afinada penetración psicológica, inauditas en un chaval de catorce años». En el mismo año, el artista pintó «La primera comunión», y un año después «Ciencia y caridad», con la que ganó una mención honorífica. Y dice el biógrafo: «… la mención honorífica, lejos de confirmarle en el camino emprendido, le disuadió de él». Como se ve, el autor tiene la habilidad para colocarnos en el contexto de la situación y, además, ubicarnos en el enfoque que tiene Picasso.
Hacia 1901, aunque todavía pasaba hambre, tenía una pequeña renta fija de ciento cincuenta francos mensuales, y podía, si se lo proponía, pintar comercialmente, es decir, con la única finalidad de gustar y vender, pero fue entonces que dio con lo que llaman el período azul, que no lo fue para él. Simplemente era un concepto que sintió que debía desarrollarlo en todas las posibilidades que se le ocurriesen. De manera similar, unos años después, hacia 1904, fue el rosa el color que comenzó a dominar su producción. Picasso no limitaba su expresividad a ningún tipo de condicionantes; cuestión de genios.
Una particularidad de Picasso es que siendo español, radicaba en Francia cuando estallaron las dos guerras mundiales, como también cuando se desencadenó la guerra civil en España. Estas tres conflagraciones tuvieron su incidencia en sus obras de manera diversa, la paloma de la paz, que en distintas versiones se colocaron en el Congreso Mundial por la Paz de 1949, y que se convirtieron en símbolo universal, el Guernica, exhibido en la Exposición Internacional de 1937 en Paris, obra emblemática del pintor, y el retrato de Stalin, publicado en marzo de 1953 en Les Lettres Françaises, y que fue muy duramente criticado.
Revilla también da cuenta de las diversas relaciones que tuvo Picasso con distintas mujeres, Fernande Olivier (1904-1912), Marcelle Humbert (1912-1915), Olga Koklova (1917-1935), Marie-Thèrese Walter (1927-193), Dora Maar (1936-1944), Françoise Gilot (1944-1953), Genevieve Laporte (1951-1953) y Jacqueline Roque (1953-1973). Y lo hace sin alterar el curso narrativo de la biografía, de manera que la aparición de una nueva compañera así como la posterior ruptura significan sólo un hilo más en el bordado de la vida de Picasso, porque, más allá de lo positivo o negativo que cada mujer le pudo representar, para el artista, ciertamente lo más importante era su trabajo.
A través de este libro se descubre a un creador excepcional, capaz de soportar los rigores de la carencia con tal de mantenerse fiel a su propia concepción del arte. Talentoso, jamás se detuvo en un corsé, ejerciendo siempre la libertad exploró a lo largo de su carrera en diversas formas, incluyendo la escultura, la cerámica y, por supuesto, el dibujo. Conoció y disfruto la amistad, y quizás por esto tuvo la fortuna de llegar a ser conocido y alcanzar la fama. Se puede afirmar que se impuso a su tiempo, pero, sin dudas, lo hizo trabajando apasionadamente toda su vida.
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