Día 8
¿Qué habrás pensado en aquellos años, no? Y sin embargo ahora, que leés cómo sé cuándo la lejanía que nos marca se ensancha sin que apenas hagamos poco o nada, y que ya confirmaste que si quiero retrocedo hasta el estruendo de mi silencio, ¿resultaron ciertas tus teorías? Como ves, hablar en difícil no es lo mío, ni arriba ni abajo de nadie es mi letra, es sólo que mis piezas son algo torcidas de origen y por eso me cuesta calzar con lo que todo el mundo piensa, dice y hace, con todo eso que no sos vos aquí, conmigo.
He limpiado la casa de anteriores aromas
trapeando con celo cada baldosa blanca
al compás de la radio en una danza franca
que desterró a las penas y todos sus idiomas.
Como en aquellos tiempos, entrené mis axiomas
hasta lograr el ritmo que a cualquiera desbanca,
por ver si mi tensión –dulce y fiera palanca–
me proyecta sin voz a donde tú te asomas.
Y aquí estoy, con mi scotch y tu forma de aire,
navegando el presente de una sala de espera
que soporto tranquilo apostando al futuro,
como sabiendo a solas que el quizás de este affaire
depende de no errar de verbo o de manera
cuando me sientas filo rasgador de lo oscuro.
Deja una respuesta