Ejercicio 4 – Kantiana
«Yo no pretendo ser claro». Kant
«Te amo mucho mi amor», dijo el taoísta,
y cerrojó la cámara y la noche
dejando que por horas el reproche
torture con desgano al egoísta.
Temprano en la mañana, al regresar
el maestro se encuentra con lo mismo:
un idiota que goza de un abismo
que le lleva a pensar y no a follar.
«No me importa, es verdad», se dice el viejo
«yo sólo me hago caso», se recuerda
y libera al humano que hecho mierda
se dispara buscando algún espejo,
que le devuelva todo lo de siempre
el cantar de cigarras en diciembre.
Deja una respuesta