Día 7
Me había llegado la independencia mucho más antes de lo que tus más fantásticas expectativas pudieran prever, y justo mucho después de la tuya. Pero ahora que el camino parece libre de malezas es cuando más ha de costar cualquier tipo de acercamiento, porque vos también ya un poco como yo, o incluso más, dándole vueltas al cronómetro como buscando ese par de minutos que pudieran salvarlo todo, pero que no están y entonces las cosas pendientes para mañana, el agobio sin máscaras. ¿No sabré yo que un encuentro sería como renunciar a esos dos minutos que siempre faltan? ¿No sabría?
Tengo enfrente un montón de días idos
y por detrás a vos mirando lejos,
hasta donde comienzan estas ganas
de beber de tu espalda sin apuro.
Tengo los cigarrillos que no sabes
de qué lugar del mundo es que provienen
junto con ese líquido vital
que me ciega furioso y me sonríe.
Vos tenés una dicha más que oculta
que no podés sentir sin el aquí
de tu rostro brillando entre mis ojos,
tenés esa certeza de mis labios
heridos por el roce de tu boca
aquel día domingo de visitas.
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