Esta es la hora en la que todavía hay tiempo para modificar las que se aproximan. Un texto escrito a mano, fotografiarlo y enviártelo, la invitación vía wsp, o directamente la presión de una llamada son algunas de las alternativas menos sutiles que se me ocurren sin pensarlo demasiado. Pero hay que querer como loco, aunque no como tonto; es también la hora en la que ambos lo sabemos. ¿Qué posición tomar cuando la persistencia desde el principio fue considerada en el largo plazo y el ahora ansía una resolución más próxima? Pues nada, asediar también consiste en no dejarse ver.
A veces sos muy rara, como loca
que no sabe que más loco que yo
difícilmente aquí, donde falsas corduras
son lecturas sencillas para mí.
Sí, me negaste amable que con la mía sienta
el calor de tus manos abrigadas,
como si no supieses que en el fondo
no te vendría mal mi calidez.
Y dejé que me esquives suavemente
y que luego te acerques a tu estilo
supuestamente ajena a mis entendimientos.
Al final —yo sabía— le cediste tu faz
a mi boca sedienta y a mis dedos esclavos
del calor de tu piel que de a poco me intuye.
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