Samuel Beckett y Suzanne
Whoroscope: es el nombre del poema con el que Beckett ganó su primer premio literario, organizado por Nancy Cunard –una de las mujeres que junto Sylvia Beach y Adrienne Monnier eran de las más influyentes en el movimiento literario de principios del siglo XX–, y que tuvo como personaje principal a Descartes. El poema, escrito la noche antes de ser presentado, «adolecía», según el propio Beckett de un estilo rebuscado y pedante. Talento y autocrítica, sí, suelen ir de la mano.
El diverso Beckett: desde la publicación de Whoroscope en Hours Press –donde entre otros publicaron Robert Graves, George More y Ezra Pound–, en 1930, hasta 1950 Becket ha vivido de todo, desde servir a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial (siendo irlandés), hasta desaprender su idioma nativo para enfocarse en escribir solamente en francés, y pasando por sobrevivir gracias a trabajos de traducción, incluyendo una «Antología de poesía Mexicana», elaborada con Octavio Paz.
Suzanne: Fue en ese año de 1950 que Suzanne, la esposa de Beckett, después de recorrer infatigablemente todas las editoriales de París ofreciendo los manuscritos de su marido, finalmente consigue con un contrato con Jerôme Lindon para publicar «Molloy», «Malone muere» y «El innombrable». Desde entonces y durante décadas y décadas, Beckett sería la estrella de «Les Éditions de Minuit», la editorial francesa dirigida por Lindon desde 1948 hasta 2001.
Más allá de la técnica y el estilo, y el Nobel que ganó Beckett refieren a mucho de ello, humanamente la historia de este escritor es extraordinaria sobre todo por ese aferrarse a una concepción primigenia que había visualizado al principio de su carrera sobre su lenguaje, y a la que le fue fiel durante toda la misma.
El encuentro de Suzanne y Jerôme, un guiño del destino.
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