Imposible
Habría que tocarte las lástimas
el vacío y, al tiempo el no lleno
esa estupidez de no ser complemento,
como se toca, delicada y sapientemente
una concha, un culo, un futuro de mierda
que dirá sus basuras en una mesa de pub.
Decir la cagada de los ángeles
desde el escalofrío de sus fotos en los roperos,
la fidelidad de los esposos
con la libreta de familia vomitada traviesamente
en la mano tendida hacia el hartazgo
del «no me da para imaginar».
Comer, todos los días
de lo que pudre y a otros alimenta,
del cosquilleo sencillo y risueño
que canta… errores.
Habría que matarme,
cosa sencilla
salvo por el título.
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