Los ríos breves, azul de poeta
que no se sabe y pretende el combate
contra los dioses, la lid que relate
su nombre en limpia victoria completa.
El gris de calle, el dolor que sujeta
su condición de lisiado que late
a las agujas, a un duelo granate
que lo indefine al mostrar su silueta.
¿En dónde estaba, mi niño bastardo
cuando el quejido no pudo y no quiso
dejarse andar por tu boca de solo?
¿Dónde mi letra, mi voz de guepardo
cuando tu furia marcó sin permiso
su fama inquieta de serse sin polo?
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