3. El único requisito para escribir tu libro: compromiso
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Es poca la gente que logra escribir su libro, incluso cuando logra vencer todas las trabas mentales que ya te he mencionado, y la razón es muy sencilla: por falta de compromiso. ¿Sabes por qué sucede esto? Pues porque no todos tienen bien en claro en qué consiste el compromiso, ni cuáles son sus implicancias. Verás, confirmar que asistirás a una reunión y asistir a ella no es un buen ejemplo de compromiso; ahora, inscribirte en un curso que exige la participación de 60 horas, asistir a todas ellas, y aprobar el examen, eso sí puede ser considerado como un compromiso asumido y cumplido.
En qué consiste un compromiso
Un compromiso es una obligación contraída y, como tal, implica una elección. Es decir, es uno quien elige comprometerse o no, entonces, es uno quien elige obligarse o no. Llegados aquí, si uno se obliga a algo es porque tiene la voluntad de hacerlo. Es también cierto que antes de elegir uno piensa y evalúa las variables correspondientes que tienen que ver con esa elección, de manera que la misma sea a consciencia y con la madurez adecuada, en donde esté muy claro cómo el compromiso asumido está ligado con las metas personales al igual que con la de los demás.
Objetivo
Cuando se asume el compromiso de lograr ciertas metas es porque se tiene el convencimiento de que las mismas redundarán en beneficio propio y en el de los demás, y es de esto de lo que se trata el convertir lo que sabes en un legado. Piensa por un momento en ese libro que en algún momento te marcó para siempre y date cuenta de que tú puedes realizar una transformación similar o muchísimo mayor. Mejorar la vida de los demás es algo que todos pueden hacer, pero también es algo que no todos se marcan como objetivo. Aquí es donde comienzas a diferenciarte.
Es el objetivo a lograr el principal combustible para asumir un compromiso, la meta que uno se propone alcanzar, y cuanto más estén fusionadas en esta meta la transformación de la propia vida y la de los demás, más fuerte será el compromiso. Todo profesional sabe que el éxito de sus clientes determina el suyo propio como experto en el rubro que le corresponde, y de ahí que tiene claro que el compromiso con su contratante es fundamental. Escribir tu libro exige un compromiso similar, quizás mayor, porque serán muchísimas las personas a las que habrás de ayudar sin siquiera conocerlas.
Disciplina
Todo compromiso exige disciplina, una variable contra la que se estrellan una buena parte de aquellos profesionales cuyo libro habrá de quedar eternamente como sueño. La disciplina, que no es otra cosa que un conjunto de hábitos desarrollados, se adquiere con el tiempo a través de la toma de decisiones. En el tema que nos ocupa, la disciplina pasa por fijar un horario de escritura al cual habrás de aferrarte igual que al horario del desayuno y al de acostarte a dormir. Si no escribes todos los días el resultado será el que consigue la mayoría: una buena intención sin concretar.
¿Y cuánto deberás escribir por día? Cada autor es un mundo aparte, pero si lo que quieres es tener tu libro listo para subirlo a las plataformas en dos meses, deberías dedicarle un mínimo de dos horas por día, por lo menos para lo que se refiere a escribirlo. Con dos horas por día de seguro avanzarás entre 800 a 1500 palabras, con lo que habrás de conseguir un buen promedio diario. Habiendo fijado el índice desde el principio, la cuestión será seguir esa hoja de ruta, estableciendo en el camino cuánto, en cantidad de palabras, habrás de desarrollar por cada título.
Entiéndeme que esto es un promedio que establezco sobre la base de que autores que emprenden la tarea de escribir diariamente por primera vez. Para autores con ritmo, escribir dos carillas en tamaño carta es cuestión de una hora. ¿Me sigues?
Responsabilidad
Otra variable importante dentro del compromiso es la responsabilidad, y que aquí tiene que ver con evitar cualquier tipo de excusas para no cumplir con el horario acordado. Sí, siempre estamos sujetos a imponderables, claro que sí, pero justamente, al determinar un horario debes hacerlo a consciencia de todos los aspectos que se verán involucrados. Cuando como padres asumimos el compromiso de llevar a nuestros niños al colegio, asumimos que lo haremos con sol o con lluvia, con frío o con calor, hayamos trasnochado o no. Con ese carácter debes asumir la responsabilidad de tu horario, con el de lo intransferible.
Que tu libro se termine de escribir no depende de nadie más que de ti, esa es la visión de la responsabilidad. Puede parecer un agobio, seguramente, pero no estamos hablando de hacer algo que no te guste, sino de realizar un proyecto que habrá de significar un antes y un después, y del que disfrutarás durante su proceso. Todo tiene sus idas y vueltas, habrá días emocionantes, y habrá días difíciles, la cuestión pasa por hacerse responsable de que sea el día que sea, se habrá de avanzar por el tiempo estipulado. Además, recuerda que sólo serán unas pocas semanas.
Tiempo de entrega
Alguna vez leí que «no se puede mejorar lo que no se puede medir», sentencia bastante exacta. Lo que debes hacer desde el primer día es anotar cuántas palabras escribes durante el periodo de tiempo que te has fijado. Esta cantidad de palabras variará cada día, pero desde el tercer o quinto día ya tendrás un promedio más o menos certero. Es decir, desde el tercer o quinto día ya podrás tener una idea de para qué fecha habrás de terminar tu libro. Al tener una «fecha probable de parto» la idea se vuelve más concreta, convirtiéndose en un poderoso estimulante.
Quizás, como aditivo, esa fecha en la que habrás de terminar tu libro puedas acomodarla a un acontecimiento especial, como el día de tu cumpleaños, el del aniversario de algún evento importante, o algo similar. Al fijarte una fecha refuerzas y esclareces tu compromiso diario y a futuro. Si dices:
• «mi libro, terminado el 15 de noviembre,
• revisado y corregido al 30 de noviembre,
• el 15 de diciembre puesto en ventas en Amazon»,
estarás visualizando de manera muy concreta el resultado que habrás de conseguir mediante el compromiso que has asumido. Como profesional, lo sabes, nada como una fecha límite, ¿cierto?
Recuerda, sin compromiso no habrá libro.
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Hola Silvio,
Muchas gracias por todo tu apoyo, me das muchas energías para continuar con mi proceso de transformación para hacer realidad mi sueño.
He leído algunos otros escritores y dicen que si no tenemos clara la narrativa literaria, así nunca podremos escribir un libro con éxito por lo tanto no es solo escribir sino saber escribir y tener una buena redacción.
Por ejemplo como se yo que lo que escribo esta bien redactado?
Gracias… Lindo Dia.
Salud, Sofía
Pues habría que considerar qué es el «éxito». Mira, mi escritor favorito es Julio Cortázar, jamás ganó un premio, y dio vuelta la página a la literatura hispanoamericana.
Gabriel García Márquez, que en algún momento fue un auténtico dolor de cabeza por los errores con los que escribía, ganó el premio Nobel y, al menos a mis ojos, no está ni a la mitad de Cortázar.
Mario Vargas Llosa también ganó el Nobel de literatura, y también está muy lejos de alcanzarle a Cortázar.
¿Entonces?
Sí, la narrativa tiene su técnica, al igual que la poesía clásica. Y la lengua española tiene sus reglas gramaticales, por supuesto. Pero no hay que confundir los puntos.
Santiago Posteguillo es, hoy día, el escritor de novela histórica más exitoso del momento. Tiene un doctorado por la Universidad de Valencia, estudió literatura en la Universidad de Denison,en Granville (Ohio), y también lingüística y traducción en Gran Bretaña. Sin embargo, como escritor de literatura es bastante mediocre.
Dan Brown, el autor de El código Da Vinci no estudió ni el 10% de lo que estudió Posteguillo y te aseguro que facturó diez mil veces más. Y con novelas que ni son históricas, y no tienen posibilidad de ser reconocidas como obras literarias.
¿Entonces?
Todos cometemos errores de redacción. Mientras más escribimos, y mientras más corregimos, menos nos equivocamos. Para esto están, justamente, los correctores profesionales.
La técnica es sólo eso, técnica. Y el éxito no pasa por, simplemente, regirse por la técnica.
Si así fuese, todos serían el mejor pianista del mundo, ¿no te parece?
Un abrazo y que estés de lo mejor.