El reclamante – del libro «Aire», de Silvio Rodríguez Carrillo
De los dos guepardos uno moriría,
fue lo que pensaste tras verlos nacidos
a mitad de un solar destiñendo sangre,
sangre que secaba tus ganas de todo.
Venció tu razonar, tu mente absoluta
como vence el uno a toda muchedumbre
dejándote ileso de pobres intentos
al borde de nada, lamiendo tu afán.
Fue que entonces cupo en tu roto penacho
el reclamo inútil, la queja marchita
proyectando en cada una de tus negruras
el brillo burlesco que entona el imbécil,
como si el acto de ver involucrase
al visionario, como si la quebrada
pariese al fin al eco, y cada sonido
se concibiese en el centro de algún ciego.
Te defiendes, así, en ese no escape
que atesora la risa, sosteniéndote
en la mirada que proclama inmutable
el goce preclaro de los hombres altos.

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