La intención es un llano que se cruza exigiendo
la voluntad al límite de toda su estatura,
llevando a la potencia al acto de su altura
en la iluminación del peso de ir subiendo.
Es atravesar, solo, cada miedo sonriendo
sin caer en el odio y toda su estructura,
sin que el resentimiento ensucie la aventura
de extender la mirada forjando y descreyendo.
E implica el premio justo para quien visualiza
la violencia altanera latiendo en el avance
y el sosiego que surge detrás de algún percance.
Para quien sabe así que empuja o paraliza
si no lo que está en frente lo que habita detrás
de las huellas que exigen solo vuelos al ras.
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