Curvas a dejar atrás
Tengo aquí, a mi lado
la teoría del fracaso y su vivencia,
el relato del triunfo y su rutina,
y en el centro de mi sed tu pubis,
tu mirada perdiéndose en sonidos despreciando a la felpa,
mañanas cítricas de champagne con azúcar
tras ese error fatal de tu espalda contra mi pecho
y su viceversa brutal.
Tengo justo lo que no se toca
como si perdiendo sea la forma de ganar,
como si la tremenda excusa de los estuches
no fuesen más que confirmación de mis propios imposibles,
forma y fondo desde un nadie que probó la nada
para visualizar en el todo monedas a volcarse en los bolsillos.
De repente, quizás no tan imprevistamente
la terrible amistad dispuesta y propuesta por Urano
converja en intimismo crudo
del que conoce lo que casi no puede soportar
con quien siente más allá de lo que puede decir,
para que las rocas y las sábanas
las balas y las ausencias
sean eso y sólo eso
manifestaciones de curvas a dejar atrás.
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