Celeste
Hace madrugada y llueve en todos lados
vos allá, del otro lado y en cadencia
jugando un poco a reír casi de veras
las cosas más ciertas del día por día
como si siendo pudieses anegarme.
Yo aquí, en la barra de los solitarios
aguardando a que dejes de fingir lunas
y me cedas al fin alguna mirada
que me haga más llevadera esta prisa
y me sostenga del aire las ausencias.
Suave el reloj se vuelve una guillotina
que cercena el aquí de todo mañana.
Y llueve en todos lados sobre los solos
mientras te vas acercando y así cesa
la melodía que no suena en palabras.
Ruptura del sol a pleno mediodía…
¿quién lo toma y quién se entrega, a ver, dime!
cuando son dos los impíos implicados
en la trama del sexo vuelto placer?
Ruptura del dos, de tu nombre Celeste.
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