Ficha del libro
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Título: Crepúsculo
Autor: Sthepenie Meyer
Editorial: Santillana Ediciones Generales, S.L.
ISBN: 978-84-204-6928-7
Traducción: José Miguel Pallarés
Nro. de Páginas: 504
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Crepúsculo
por Silvio Rodríguez Carrillo
He leído y escuchado comentarios negativos acerca de «Crepúsculo» y, al igual que pasara con «El código da Vinci», me parece que a más de uno le hace falta una vuelta de tuerca al momento de opinar sobre un libro. Esto es, todo libro que se publica con un sello editorial concreto sigue una línea editorial, es decir, está dirigido a un público muy específico. Así, difícilmente una editorial como Deusto publique obras de Santiago Posteguillo, y una editorial como Anagrama imposiblemente publique algún libro de Stephen King. Entonces, pretender hallar en «Crepúsculo» algo que no sea narrativa comercial es tonto.
Ahora bien, entendamos también que «Un mundo feliz» vendió y vende muchísimo más que «Contrapunto», siendo esta última una obra mayúscula de la literatura, y esto lo sabe igual Huxley como cualquier editor. El éxito de la saga «Crepúsculo» no resulta incomprensible. Crepúsculo (2005), Luna nueva (2006), Eclipse (2007) y Amanecer (2008), vendieron más de cien millones de copias y fueron traducidas a 37 idiomas. En el 2009 USA Today comentaba que Meyer había superado en ventas a J.K. Rowling en cantidad de libros vendidos, y la saga cumplía 52 semanas consecutivas en el Top 10. Estas cifras con realmente poderosas.
Pero veamos, Meyer hizo 15 intentos para ser publicada, recibió 9 rechazos, 5 silencios y una respuesta tentativa de Jodi Reamer, de la agencia Writers House. Una vez que Writers House tomó las riendas de la propuesta, 8 editores compitieron por publicar Crepúsculo en una subasta en aquel 2003. Meyer firmó el contrato que incluía tres entregas de la saga recibiendo por ello un anticipo de USD 750.000. La primera tirada de Crepúsculo fue de 75 mil ejemplares y llegó al #5 en la lista de súper ventas del New York Times en la categoría de Libros de capítulo para niños.
La editorial detrás Meyer es Little, Brown and Company, que comenzó en 1784; algo sabrán del mercado, ¿no? Bien, para esta casa el argumento resultó válido, una adolescente, Bella, que se enamora de otro adolescente, Edward, sólo que este es un vampiro. El toque de quiebre es que Edward, junto con su familia de vampiros, han decidido renunciar a consumir sangre humana, cuestión que les ha exigido disciplina y sacrificio. Cuando Edward conoce a Bella siente, por primera vez, un impulso feroz por probar su sangre y, al poco tiempo, también se enamora de ella: un drama amoroso y también existencial.
Considerando todo esto, debo aclarar que el mercado infantil y juvenil no está dentro de mi experticia, y que visto lo visto, o bien en ese mercado se admiten mejor ciertos errores, o bien para los lectores de ese mercado son elementos necesarios los que en otra narrativa constituirían un error de novato. Y es que el relato está plagado de lugares comunes y de redundancias que, a mis ojos, para cualquier lector medio serían insoportables. Cuenta, también, con algunas inconsistencias argumentales, pero esto ya sería hilar fino y no viene al caso, porque no se trata de narrativa para adultos.
Posibles errores
Como siempre señalo, cuando un corrector trabaja sobre un texto lo que hace es, finalmente, señalarle al autor (o al editor a cargo de la publicación) aquellas partes del texto que cree deberían revisarse y claro, de acuerdo a lo estipulado, podría sugerir modificaciones o realizarlas directamente.
Aquí te dejo algunos pasajes que, al menos yo, hubiese señalado.
I – Bella – Lacrimosa
Las veces en las que la protagonista se llama a las lágrimas me parecen demasiadas, sobre todo cuando no adolece de ningún tipo de perturbación psicológica declarada. Es decir, por lo menos en el resto de lo que va de su historia hace el papel de una muchacha «sana».
1. fue un respiro que me permitió contemplar a través del cristal la cortina de lluvia con desaliento y derramar algunas lágrimas. Pág. 17
2. Aquella noche no dormí bien, ni siquiera cuando dejé de llorar. Pág. 18
3. con miedo a que se me llenaran los ojos de lágrimas. Solía llorar cuando me enfadaba, una costumbre humillante. Pág. 32
4. y traté de no llorar durante todo el camino. Pág. 35
5. Había un gentío con lágrimas en las mejillas gritándose entre sí, y gritándonos a nosotros. Pág. 63
6. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas de pura rabia. Pág. 70
8. Tomé conciencia de que tenía los ojos llorosos y luché contra el pesar que intentaba apoderarse de mí. Pág. 192
9. No me había dado cuenta de que la humedad de mis ojos se había desbordado. Rápidamente, me froté la mejilla con la mano y, efectivamente, allí estaban las lágrimas delatoras, traicionándome. Pág. 195
10. Entonces me di cuenta de que tenía los ojos anegados en lágrimas. Me las enjugué, avergonzada. Pág. 334
11. Sentí que se me humedecían los ojos mientras miraba a Emmet. Pág. 396
12. y ese pensamiento hizo que se desbordaran las lágrimas de mis ojos. Pág. 396
13. —le chillé entre lágrimas, que caían ahora implacablemente. Pág. 397
14. Miré a mi padre, con nuevas lágrimas en mis ojos por lo que iba a hacer. 399
15. —Puedo conducir —aseguré mientras las lágrimas inundaban mis mejillas. Pág. 400
16. Las demás nos quedamos allí de pie, los cuatro desviaron la mirada mientras las lágrimas corrían en silencio por mi cara. Pág. 409
16. La parte delantera de su fina camiseta de algodón estaba fría y húmeda a causa de las lágrimas vertidas hasta que mis ojos, rojos e hinchados, se quedaron secos. Pág. 411
17. Rompí a llorar, a pesar de que intenté controlarme. Pág. 435
18. No puedes llorar aún, me dije a mí misma. Pág. 445
19. Las cálidas lágrimas me cayeron sobre las mejillas al inclinarse para abrazarme con cuidado. Pág. 470
II – Bella, sus, quizás, «capacidades discordantes», y sus autosabotajes
La protagonista no sólo es muy, pero que muy torpe (caminar le resulta complicado) sino que también se autoflagela recordándose que es desafortunada y carente de gracia una y otra vez. Sin embargo, tampoco es depresiva, similar al punto anterior, es «sana».
1. Me deseó suerte en la escuela y le di las gracias, aun sabiendo que sus esperanzas eran vanas. La buena suerte solía esquivarme. Pág. 19
2. En comparación conmigo, el león cobardica de El mago de Oz era Terminator. Pág 37.
3. pero convirtiendo la calzada en una superficie resbaladiza y mortífera. Ya me costaba mucho no caerme cuando el suelo estaba seco; tal vez fuera más seguro que volviera a la cama. Pág. 59
4. Estaba claro, el día iba a ser una pesadilla. Pág. 60
5. ya que no estaba acostumbrada a que alguien cuidara de mí, y la silenciosa preocupación de Charlie me pilló desprevenida. Pág. 61
6. jugamos baloncesto. Mi equipo jamás me pasaba la pelota, lo cual era estupendo, pero me caí un montón de veces, y en ocasiones arrastraba gente conmigo. Pág. 81
7. Era demasiado cobarde para arriesgarme a que me pillaran. Pág. 99
8. De modo que aquél iba a ser uno de esos días. Pág. 119
9. ya que carecía de sentido de la orientación y era perfectamente capaz de perderme en parajes mucho menos alambicados. Pág. 142
10. Ésa había sido siempre mi forma de ser. Adoptar decisiones era la parte que más me dolía, la que me llevaba por la calle de la amargura. Pág. 146
11. Estaba segura de que tropezaría y me caería de ir más de prisa. Pág. 164
12. Soy absolutamente normal; bueno, salvo por todas las situaciones en que la muerte me ha pasado rozando y por ser una inútil de puro torpe. Pág. 215
13. No sé cómo, con el mismo golpe me las arreglé para dar a Mike en el hombro y golpearme la cabeza con la raqueta. Pág. 225
14. La precipitación me volvió más torpe de lo habitual Pág. 236
15. Ocho kilómetros de raíces traicioneras y piedras sueltas que intentarían torcerme el tobillo o incapacitarme de alguna manera. Aquello iba a resultar humillante. Pág. 260
16. En el rincón había un sofisticado aparato de música, de un tipo que no me atrevía a tocar por miedo a romperlo. Pág. 348
17. frustración por mi debilidad, mi lentitud, mis desordenadas reacciones humanas… Pág. 370
18. Me sentía torpe, como si corriera sobre arena mojada. Parecía incapaz de mantener el equilibrio sobre el cemento. Tropecé varias veces, y en una ocasión me caí. Me hice varios rasguños en las manos cuando las apoye en la acera para amortiguar la caída. Luego me tambaleé, para volver a caerme, pero finalmente conseguí llegar a la esquina. Pág. 449
19. En mi caso, la mala suerte se está convirtiendo en un hábito. Seguramente me romperé la otra pierna. ¡Mira este zapato! ¡Es una trampa mortal! Pág. 490
III – Lugares comunes
Un lugar común, al igual que una asonancia, no necesariamente es un error, siempre y cuando la expresión usada sea la justa, la exacta, la que dado el contexto resulte más o menos irremplazable y al lector se le pase. Sin embargo, fraseos que impliquen un sudor frío por la espalda, el temblor en las piernas, las mariposas en el estómago y el azul del cielo, es mejor evitarlos, que vamos, da para buscar algo mejor.
1. —No —no me apetecía mencionar que mi estómago ya estaba lleno de… mariposas. Pág. 96
2. con los nervios a flor de piel Pág. 99
3. el sol seguía brillando espléndido con su halo luminoso en el azul del cielo. Pág. 121
4. Un revoloteo más fuerte que el de las mariposas golpeteaba incansablemente las paredes de mi estómago Pág. 226
5. me hacía contener el aliento y me paralizaba el corazón. Pág. 246
A manera de conclusión:
Por supuesto, hay muchos más «posibles errores». Yo marco estos 3 sólo para marcar 2 puntos:
1. Recordemos que este libro fue el primero de lo que por contrato sería una saga de 3 historias, y que Meyer recibió USD 750.000,oo, por lo que está demás suponer que el manuscrito pasó al menos por un corrector. Es decir, no creas que se publicó sin que esto que marco se haya ignorado.
2. Si vendió como se vendió es porque el público que lo consumió no gusta de «literatura» y que, como bien lo marqué, no se trata de un público adulto.
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