Si me digo te nombro
Puede que suene egoísta, pero necesito estar bien por mí mismo, sin necesitar de nadie. Sí, lo sé, si te digo que dependo de vos para ser feliz, sonaría bonito pero, si te fijás, te estaría echando una carga encima, y eso es algo que no podría soportar. Si, en cambio, me hago capaz de cruzar toda sombra bajo una lluvia de oscuridad, si puedo lograr vadear cualquier río de gentes y banderas, si alcanzo a burlar hasta el muro de mi muerte imposible sin necesidad de colgarme un cartelito que diga: «sálvame», la carga quedaría en mí, sólo en mí.
He visto a gente desesperada contarle sus miserias al primer desconocido que le hizo de oreja, y cómo luego de la confesión el pecador terminó odiando al confesor de turno. No soy de contar mis quilombos –se me notan en la cara–, y si nunca suelto prenda es porque sé la diferencia entre el llanto que refiere a queja, y ese otro, tan diferente, que resulta de un dolor que no se puede, porque no se sabe cómo, resolver. Juego callado, buscando siempre la risa, como lo hace el que intenta explicar lo que nunca tuvo una explicación razonable.
Ahora, no te niego lo injusto: ¿qué de Catulo, por ejemplo? ¿Cómo ser feliz si nos enamoramos de quien no nos corresponde? ¿Cómo distinguir el deseo –que ansía poseer– de la necesidad, de la auténtica necesidad de que un otro sea feliz? Esto no se razona salvo para expresar con palabras la distancia entre egoísmo y egocentrismo. Hay quien quiere ser el salvador, y hay quien quiere salvar. Entre el que ama y el que quiere ser amado hay una lejanía que ignora el primero y que domina el segundo. Esto me cuesta decirlo, porque te deseo y hay algo más.
Plotino, otro pedazo de loco, decía que: «para ver la belleza hay que primero hacerse bellos», qué lindo ¿no? Pero tengo un hermano mayor que sabe de cosas que en su puta vida palpitó Plotino. Me dijeron, también –disculpá la dispersión–, que: «no se puede amar lo que no se conoce», ¿y cómo entonces amar a Dios? Entonces, como un filo, como un Tramontina de barrio, ¿cómo no intuir la precisión de unas caderas y, desde la intuición pretender destrozar lo que llaman destino, suerte? Hay una estatura en el cariño que no se levanta con una primera impresión, que no.
Y es que va llegando el punto en el que si me digo te nombro. Porque la gimnasia del tiempo queda pobre y anhelante si nuestras bocas se juntan a destiempo de las ansias, en un contrapunto insatisfecho de un placer que crece y le tortura a todo eso que ocurre bajo la piel, y que sabés como no me supo nadie jamás. Hay algo entre tus dedos, y allá al fondo de tu mirada, que sabe a noche y a puente, que me oprime y me levanta porque en tu dermis, quizás, está la playa que siempre me negaron.
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La descripción del contrapunto entre ansias y placer insatisfecho es evocadora y sensible. Hacer hincapié en lo que ocurre bajo la piel añade profundidad a la narrativa. Tu relato es como una sinfonía de sensaciones y emociones, una experiencia que resuena en lo más íntimo.
Aprecio tu comparación con una sinfonía. Busco transmitir las complejidades emocionales y las capas de experiencia que resuenan en lo más profundo.
La perspectiva de Plotino sobre la belleza como proceso es intrigante y bien incorporada. La metáfora de intuir la precisión de unas caderas y la estatura del cariño es poética y evocadora. Tu hermano mayor aporta una capa adicional de realidad a la narrativa. Es una exploración rica y multifacética.
Valorizo tu reconocimiento de las metáforas. Incorporar diferentes capas a la narrativa, ya sea a través de la filosofía de Plotino o las experiencias personales, enriquece la exploración.
La dualidad entre deseo y necesidad que planteas es palpable y reflexiva. Abordar la lejanía entre amar y ser amado es valiente y conmovedor. La idea de la salvación y querer salvar añade capas a la complejidad de las relaciones humanas. Tu artículo es una exploración profunda y provocativa.
Agradezco tu apreciación de la dualidad y la complejidad de las relaciones humanas. Explorar temas como la lejanía entre amar y ser amado es esencial en mi escritura.
Tu habilidad para evitar la carga ajena mientras cruzas sombras es impactante. La sutil distinción entre queja y dolor real refleja una profunda comprensión emocional. La narrativa, como un viaje personal, destila verdades sin necesidad de señalarlas directamente. Es un testimonio auténtico y conmovedor.
Gracias por destacar esa sutil distinción. La narrativa personal auténtica busca compartir verdades sin necesidad de señalarlas explícitamente. Es un viaje emocional y me alegra que lo hayas percibido.
Tu reflexión sobre la autonomía emocional resuena con intensidad. La necesidad de estar bien por uno mismo, sin cargar al otro, es un recordatorio crucial. Tu narrativa, entre sombras y risas, destaca por su autenticidad. Logras transmitir la complejidad de la experiencia humana de manera impactante. La conexión entre dolor y significado se siente genuina.
Aprecio tu profunda conexión con la reflexión. Transmitir la complejidad de la experiencia humana es el núcleo de mi narrativa. La autonomía emocional es, sin duda, un recordatorio fundamental en nuestro viaje.