¿Qué ofrece tu libro? Es una pregunta que puede ser respondida fácilmente si es que lo has escrito desde el principio pensando en un público determinado y con un objetivo muy concreto, por ejemplo «cómo dejar de fumar».
Cuando se trata de un libro de no ficción y que cuyo espíritu esencial es el de solucionar un problema, el de aliviar un punto de dolor, como se dice en la jerga del marketing, la cuestión es más bien sencilla, porque en esencia lo que este tipo de libro ofrece es una alternativa para llegar a una meta.
Ahora, cuando se trata de libros de ficción, como una novela negra, o cuando se trata de literatura clásica, como poesía con métrica y rima, la cuestión quizás ya no sea tan sencilla, porque en estos casos lo usual es que el autor haya escrito el libro siguiendo su impulso creativo, sin tener en cuenta a un posible lector, o considerándolo apenas.
En esta situación conviene comparar la propia obra con alguna semejante. Por ejemplo, si tienes una novela que se asemeje a alguna de Dan Brown, o un poemario que se asemeje a alguno de Alfonsina Storni, es entonces que analices qué emociones te generaron como lector. Porque claro, cuando compramos literatura no estamos comprando la solución a un problema, normalmente estamos comprando o alguna forma de distracción o placer estético.
Por supuesto, hay todo tipo de libros, y aunque no me lo creas, yo no soy de poner rótulos. Pero el punto que suele ser útil siempre es «ver cómo se mueve la competencia». Si los negocios de comida rápida usan el rojo y el amarillo y tú tienes un negocio de comida rápida, pues utiliza el rojo y amarillo.
Entonces y así, se trata de identificar tu obra con una similar, determinar los valores similares y así establecer qué es lo que ofrece tu libro a tus potenciales lectores.
De esta manera podrás ir construyendo y puliendo el discurso con el cual podrás comunicar el valor de tu obra.
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