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Autor: Paul Watzlawick
Editorial: Editorial Herder S.A.
ISBN: 84-254-1429-6
Nro. de páginas: 142
El arte de amargarse la vida
por Silvio Rodríguez Carrillo
El libro es, ante todo, una propuesta irónica que gira alrededor de una de las claves de vida de todo ser humano: ser una persona amargada… o bien, todo lo contrario, ser una persona feliz. Justamente, si rechazamos la primera opción, la de vivir amargadamente, y tener que asumir su opuesto, el de tener una vida feliz, es que normalmente descreemos, o evitamos la alternativa más sana. Y es aquí cuando como mecanismo de defensa nos preguntamos qué es ser feliz, o qué es tener éxito. Pero el autor se decanta por llevar una vida infeliz, y nos indica cómo hacerlo.
Pero, convengamos que no cualquiera puede ser un amargado, es decir, se pueden tener «días malos», pero de ahí a llevar una vida horrible la distancia es mucha. Para lograrlo se necesita de ciertas habilidades, mucho entrenamiento y tener el objetivo claro para seguir las pautas adecuadas. Por ejemplo, en relación al pasado podemos elegir recordar sólo los acontecimientos satisfactorios, entonces el presente se vuelve opaco, porque «todo pasado fue mejor». Y si a esto le agregamos lo de «la juventud perdida», tenemos suficiente material para asumir que pocas cosas existen más amargas que un presente que jamás igualará al pasado.
Otra buena pauta es recurrir a la efectividad de los presagios y vaticinios. Un vaticinio se cumple simplemente porque uno se convence de su veracidad, así, se trata de crearse los propios presagios y vaticinios, pero cuidando que los mismos sean negativos. Convencernos, por ejemplo, que cierto zumbido que escuchamos corresponde a una enfermedad terrible en el oído, o bien, sembrar la idea de que nuestros amigos y compañeros de trabajo traman algo en contra nuestra. Una vez instaladas estas ideas y buscar contrastarlas, no podremos más que confirmar que teníamos razón. Si negasen nuestra postura sólo estarían dándonos la razón.
Bernard Shaw escribió que «En la vida hay dos tragedias. Una es el no cumplimiento de un deseo íntimo; la otra es su cumplimiento». Este punto es fundamental porque destierra toda posibilidad de alegría en la consecución de cualquier meta que podamos ponernos. Si estamos en guerra, soñamos con matar al enemigo, pero ya cuando el mismo ha sido vencido y basta con apretar el gatillo la idea ya no luce tan reconfortante. Esto aplica a cualquier proyecto, incluyendo conquistar a una chica o comprarse una casa. Bastará con dar cumplimiento al objetivo para que el mismo se vuelva un fallo.
Poniendo en práctica el montón de buenas directrices, que como las mencionadas, se encuentran en el libro, se puede lograr una vida llena de amargura. De lo contrario, se puede aprender a mirar de manera divertida, o incluso con asombro, aquellos ruidos que llevamos dentro que consciente o inconscientemente nos afectan de algún modo, y que son el resultado de la educación que nos han inculcado.
Paul Watzlawick fue un filósofo y psicólogo austriaco que adquirió la nacionalidad estadounidense. Fue uno de los desarrolladores de la «Teoría de la comunicación», del «Constructivismo radical», y un representante destacado referente de la Psicoterapia.
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