No te escucho
No te escucho, te siento
y te sé tan poca, ¡tan poca cosa!
Como una púa hendiendo el corazón,
el último hálito que define el infinito
o el color primigenio de mi triste universo.
Vas por mis adentros sin preguntas
hermanando orfandades de lluvia y sed
como si fueses de la piel su aurora,
que sabe la depresión que porta el suicida.
No te escucho, hembra entre las hembras.
Tan poca cosa eres, que llenas mi posibilidad de grito
que se estrella en la impotencia del afecto
al verse inútil entre las manos anudadas de rencor.
Tan poca eres, que me llenas
por tanto vacío que soy
ahí, a un lado del mundo
donde late tu mirada.
p.d.
Se preguntan los soles si
alguna vez
fue que siempre estuvimos juntos.
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