Ficha del libro:
—————————–
Título: Mis primeros dos mil años (disponible en Amazon)
Autor: George Silvestre Viereck – Paul Eldridge
Editorial: E &; I.
Nro. Páginas: 554
——————————
Mis primeros dos mil años
por Silvio Rodríguez Carrillo
Tras negarle ayuda mientras lleva su cruz, Jesús condena a Cartaphilus (Isaac Laquedem) diciéndole: «Continuaré, pero tú errarás hasta que yo regrese». Luego de este episodio, Cartaphilus intenta seguir su vida, pero sus más caros afectos, María Magdalena y Juan (el apóstol) se confiesan seguidores de quien él ha despreciado, por lo que vivir en Israel se vuelve penoso, aún contando con el favor de Pilatos quien incluso le ha procurado una buena esposa, con la que, sin embargo, no tiene hijos y, a la cual, irremediablemente ve envejecer, mientras en él brilla la juventud. Es entonces que decide abandonarlo todo.
A partir de aquí, Viereck y Eldridge van ubicando a Cartaphilus en diferentes escenarios del tiempo, colocándolo en situaciones y junto a figuras que marcaron un punto de inflexión en la Historia. Así, Cartaphilus es quien aconseja a Nerón que culpe del incendio de Roma a los cristianos, es el que con un artificio hace ver la cruz a Constantino, es quien llega a un acuerdo con Atila, quien asesina a Don Juan, y hasta quien modera una discusión entre Voltaire y Rousseau. Con ironía, cuando no con cierta audacia, los autores van haciendo de Cartaphilus el consejero a ser escuchado.
Pero, recordemos que cuando Cartaphilus inicia su derrotero es joven e inexperto, el amor y el odio luchan con intensidad dentro de su corazón, y apenas puede vislumbrar la posibilidad de un equilibrio merced a la razón. Sin embargo, a medida que el protagonista avanza por la historia, va logrando una cierta madurez por la cual logra explicar aquellos primeros y tormentosos cuestionamientos existenciales, hasta percatarse de una evolución propia, por la que va aprendiendo el íntimo sabor de ideales más altos, de formas de afectos más universales, mientras que, paradójicamente, observa al mundo girar en un círculo de egoísmo irrazonable.
En cuanto al lenguaje, se destaca un tono sobrio, el cual se ajusta a los personajes y hechos abarcados en la narración, permitiendo de cuando en vez encendidos discursos, como también la frase cómica oportuna, alguna declaración de amor, y, por supuesto, alguna profesión de fe. Al lenguaje utilizado sumemos el hecho de que el libro está dividido en capítulos breves, muy similares todos en extensión, con lo cual se hace posible iniciar y continuar la lectura a un ritmo que cada lector puede decidir, dejando de lado esa situación de tener que “cortar” la lectura a mitad de un relato.
Esta muy entretenida novela es, en esencia, la historia de un ser humano condenado a no serlo del todo por un tiempo indecible, obligado a una búsqueda de respuestas como consecuencia de un error cometido en la juventud. Cargada de hechos y personajes históricos, donde lo grotesco y lo divino, lo absurdo y lo incontestable, lo irónico y lo cruel son variables expuestas con singular estilo, constituye una lectura recomendable para quienes gustan de un toque de fantasía mezclado con algo de realidad, o viceversa, pues acaso sea cierto que «la verdad de todas las cosas es… la ironía». A disfrutarlo.
Así es, Bruno, el detrás de los hechos históricos desde la humanidad de los personajes que los forjaron no deja inmune a ningún lector.
Gracias.
En una danza entre lo real y lo fantástico, la novela nos lleva a explorar la verdad a través de la ironía. ¿Podría ser que la esencia de todas las cosas resida en la intersección entre lo irónico y lo genuino? Un viaje cautivador que invita a cuestionar nuestra percepción de la realidad.
Pues sí, el final de la novela es inquietante.
Muchas gracias por leer y comentar, Marcos.
Viereck y Eldridge cautivan con un lenguaje sobrio que da vida a los personajes históricos. Capítulos breves facilitan la lectura en cualquier ritmo, mientras que los discursos encendidos y las pinceladas de comedia añaden sabor a esta cautivadora trama llena de giros sorprendentes.
Justamente, el toque de humor le da un toque muy particular.
Gracias, Luis.
Viajando junto a Cartaphilus en sus asombrosas interacciones con figuras icónicas, uno se encuentra reflexionando sobre cómo los consejos inmortales pueden influir en la historia. ¿Podría un solo individuo moldear eventos a lo largo de los siglos? ¡La noción es intrigante!
A mí me parece que sí, Abraham, hay individuos que han marcado la historia con un antes y un después de ellos. La novela no lo menciona, pero es desde Napoleón que comenzó la escuela pública.
Un abrazo y gracias.
A medida que Cartaphilus pasa por los siglos, su búsqueda de respuestas y su lucha interna se convierten en un espejo de nuestra propia exploración del mundo. Desde su juventud hasta la madurez, su trayectoria resuena con el deseo universal de encontrar significado en un mundo en constante cambio.
Buen punto, Valentina, todo es búsqueda de sentido en un mundo que va cambiando… o que nunca lo hace.
Un abrazo y gracias.
Sumergirnos en las travesías de Cartaphilus a lo largo de momentos clave en la Historia, desde Roma hasta Atila, es como viajar a través del tiempo con un consejero eterno. ¡La ingeniosa trama despierta el interés por descubrir las decisiones ocultas detrás de los eventos históricos!