La paradoja de la sencillez
¿Vos creés que sos libre? Si estando en el colectivo te dan ganas de mear, ¿corrés la cremallera de tus jeans y meás ahí mismo? Si una chica te pregunta «¿Y a vos, qué es lo que más te gusta?», le respondés «que me chupen la pija»¿? Si en medio de una misa cristiana, cagado de aburrimiento te dan ganas de rajar de ahí, ¿te salís sin más, dejando a tu mujer y a tus hijos soportando la homilía del viejito que se caga en los derechos de los gays? Y si no querés ir a votar, ¿no vas y listo?
Una mierda. Lo cierto es que vivís bajo condicionamientos sociales, civiles, militares, eclesiásticos, científicos, naturales, mágicos, cuando no demenciales. Todos los días, todos los putos días, hacés y dejás de hacer todo lo que sea necesario que tengás que hacer o no hacer para comer o para coger. Te condiciona tu jefe, te condiciona tu mina, te condicionan tus hijos, tus amantes, tus compañeros de barrio con los que vas al estadio los domingos. Gregario o no, solitario o no, el punto es que vivís condicionado a una estructura diseñada para que seas un sorete más entre los demás soretes olorientos.
Llegado el punto, incluso defendés ideales, posturas políticas –si conviene, que salven a las focas–, todo por comer o por coger o, por lo menos, para no quedar al último de los últimos. Porque, como dice el manual, entre varios tenemos más posibilidades de sobrevivir. Mientras que en el otro manual, el que no leíste, no se habla de sobrevivir, sino de disfrutar ilimitadamente de las propias limitaciones. Llegado el punto, lo sabés, lo sabemos, no soportarías que nadie fuese demasiado diferente de vos. Cualquier no semejante se convertiría en una ofensa, en un peligro para tus bases heredadas.
Pero, muy a pesar de todos los putos condicionamientos –pobrecito vos–, estamos los ingenuos. Y podés denunciarme, acusarme, juzgarme, vomitar mi nombre en el último excusado de Escocia, «no problem». En el último centímetro que me queda a mí, y a los que son como yo, de espacio personal, hay un eco que va más allá de notas y semitonos, y que se llama libertad de los íntegros. Una libertad por la que nos dejaríamos matar y por la que estamos dispuestos a destruir –en el último y primigenio sentido de la palabra–. Los perdidos no viven del reclamo.
No te creas… Un cariño sincero, un afecto de los altos –incomprensible para los resentidos que no saben que lo son–, hace que de vez en cuando, salga de mi jaula y me muestre en la puertita de hierro de otra jaula que me priva de quien quiero a mi lado, por ver si puede salirse de la suya como yo de la mía. Ninguna ha podido, y eso significa que estoy errado. Pero entonces Inglaterra: «coma bosta de caballo, mil moscas no pueden equivocarse». Entonces mis ojos recordando el dolor inútil y la sonrisa perfectamente merecida.
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El relato personal sobre la búsqueda de libertad destaca en tu prosa. La conexión emocional y la expresión cruda añaden profundidad, resonando con la lucha universal por encontrar significado y autenticidad. Es un testimonio convincente de la experiencia humana.
Tu aprecio por la conexión emocional es invaluable. Gracias por tu sincera respuesta al texto.
La exposición de la paradoja entre las expectativas sociales y la libertad personal es magistral. La prosa invita a cuestionar las normas arraigadas y desafía al lector a reflexionar sobre la naturaleza contradictoria de la libertad en un entorno condicionado.
Aprecio tu observación aguda de la paradoja en el texto. Gracias por tu análisis detallado.
Tu prosa profundiza magistralmente en la complejidad de mantener la individualidad en un mundo condicionado. La narrativa destaca la constante lucha entre la presión social y la esencia única de cada individuo. Es un recordatorio vívido de la eterna batalla por preservar la autenticidad en medio de las expectativas.
Gracias por notar y apreciar la lucha por la individualidad en el texto. Tu perspectiva es valiosa.
La crítica a las estructuras sociales es impactante. Tu prosa resuena fuertemente al describir la lucha constante entre la conformidad impuesta y la búsqueda incansable de una libertad auténtica. La narrativa destaca el conflicto inherente a vivir en una sociedad que a menudo dicta las reglas.
Agradezco tu percepción aguda sobre la crítica a las estructuras sociales. Valoro tu análisis reflexivo.
Tu texto aborda de manera impresionante la ilusión de la libertad. Logra transmitir la realidad de los condicionamientos sociales y destaca valientemente la lucha constante por alcanzar una libertad íntegra y genuina en un mundo lleno de imposiciones.
Aprecio tu reflexión profunda sobre la ilusión de la libertad. Gracias sinceramente.