6. Consejos prácticos para desarrollar tu libro
Tiempo de lectura: 8 minutos
El tono
Recuerda la vez en la que un amigo o un familiar cercano ha contado una anécdota y la has disfrutado tú como todos los presentes. Si te fijas, habrás de recordar la historia más o menos nítidamente, y te darás cuenta de que el modo con que ha sido contada no te hizo ruido. Esto es, cuando nos cuentan una anécdota, o cuando lo hacemos nosotros, no prestamos demasiada atención a las palabras empleadas. La historia fluye de manera natural porque quienes dicen y quienes reciben el mensaje guardan una sintonía familiar o social que les acerca facilitando así la comunicación.
Ten en cuenta, entonces, que el tono que habrás de emplear en tu libro dependerá de a quién te dirijas y de qué tema abarques. Tratándose de tu legado, de tu experiencia puesta al servicio de los demás, estimo que deberías emplear un tono ameno y familiar, tal como si le estuvieses hablando a tu mejor amigo, o a tu familiar más querido. Incluso cuando tu libro implique el desarrollo de temas técnicos con un vocabulario específico, el mensaje puede estar desprovisto de rigurosidades innecesarias. A un lector le gusta sentir que el autor le está hablando claramente, en primera persona.
Las anécdotas
Las pequeñas historias personales son un puente comunicativo tremendamente eficaz para que entables una relación con tus lectores. Cuando dices: «Voy a contarte lo que me pasó una vez con…», o «recuerdo que esa vez pensé que…», son frases que encienden el deseo de conocer la historia por un lado y, por otro, la historia que cuentes le servirá al lector para identificarse con tu manera de actuar, pensar y sentir. Si cada tanto dejas saber alguna anécdota personal lograrás un libro mucho más entretenido, mucho más cercano, y con el cual tu público logrará una conexión no solo racional, sino también emocional.
Información numérica
Otro aspecto que te acercará a los lectores es que le presentes números que tengan que ver con la temática. Por ejemplo, cuando digo «sólo un 20% de quienes quieren publicar un libro efectivamente lo hace», o «las editoriales no publican ni siquiera el 1% de los libros que reciben», o «Amazon vende en promedio más de un millón de libros por día», estoy ubicando al lector en el mundo de la publicación y, al tiempo, demostrando que sé de lo que estoy hablando. Si presentas cifras y/o porcentajes ayudarás a tu lector a ganar foco y, además, posicionarás tu autoridad.
Aquí sí debes poner todo el cuidado en la verificación de los datos que vayas a presentar. Ten en cuenta que los datos estadísticos que aparecen en un libro tienen un peso diferente de los datos que ofrece un bloguero que quizás hace meses no actualiza su página. Por otra parte, si las cifras son tuyas, la cuestión es mucho más interesante, porque en ese caso la información que aportes podrá ser de utilidad para quien investigue sobre ese tema. Por ejemplo, si cuentas que atiendes a 20 pacientes por semana, y radicas en Barcelona, estás ofreciendo un dato estadístico revelador.
La bibliografía
Hay una diferencia entre citar una frase del refranero popular, y citar oraciones o párrafos de otros autores. Cuando vayas a mencionar otros trabajos es importante que menciones la fuente con el tratamiento adecuado. Al hacerlo, te evitas problemas de derechos de autor, y, aparte, si acaso lo que citas termina tratándose de una información errada, no tienes que asumir tú la responsabilidad por ese dato errado. Considera también que al mencionar a otros autores los estás promocionando indirectamente y, quizás ellos al enterarse de que los mencionas podrían querer hacerse con un ejemplar de tu libro, impulsando así tu trabajo.
Entre el localismo y el español internacional
Es posible que tengas en claro que tu libro tiene un público muy específico, y que lo visualices situado geográficamente en una zona muy específica de tu país. Sin embargo, una vez que tu libro esté en Amazon podrán acceder a él personas que hablando en español radican en Alemania o en el Reino Unido. Por esta razón debes prestar mucha atención a las expresiones regionalistas o a los localismos propios del hablar cotidiano. No digo que los evites, pero sí que consideres incluir una nota al pie cuando lo hagas, con lo que te asegurarás una lectura comprensiva de cualquier lector que no esté familiarizado con los localismos que hayas empleado.
Escribe sin corregir
Una vez te embarques en el desarrollo del índice que habías determinado, escribe sin preocuparte por la corrección. Toda expresión es mejorable, sí, y todos cometemos errores al escribir, así que será mejor que primero te enfoques en desarrollar todo el índice y dejar el tema de la corrección para después. Si te dedicas a corregir cada página luego de escribirla te vas a demorar en terminar tu libro tres o cuatro veces más de lo que te llevaría si no lo haces. Entiende que son procesos diferentes y que es mucho más rápido y efectivo corregir el libro una vez que lo tengas completamente escrito.
Ya con el material acabado, ahí tocará revisarlo siguiendo ciertas pautas y entrar en la etapa de corrección. Sin embargo, ve haciéndote a la idea de contratar a un corrector profesional, el cual habrá de realizar una corrección de estilo y una corrección ortotipográfica. Ya te contaré de qué van estas correcciones, pero por ahora, sólo ten en cuenta que se trata de tu legado, y la única forma de evitar que el mismo quede estropeado por faltas gramaticales es acudiendo a los servicios de un profesional. Créeme, los que no lo hicieron se arrepintieron y luego terminaron contratando uno.
Diferencia los tres discursos posibles
Lo que quieres decir
Cuando escribes ficción, cuando vas de poesía, o cuando encaras un ensayo, estás abordando un texto literario que, además de los aspectos formales, tiene un aspecto de fondo definido: algo que quieres decir. En estos casos el autor escribe «para darse el gusto» y, al hacerlo, prescinde del lector. Cuando Juan Ramón Jiménez escribía un poema no lo hacía con la intención de «vender», ni cuando Cortázar escribió Rayuela lo hizo con intención de «enseñar». Lo que estoy señalando es que eso que queremos decir no necesariamente es lo que el otro quiere escuchar, y debemos ser conscientes cuando lo hacemos.
Lo que quieren saber
Del otro lado del mostrador está lo que el lector quiere saber, lo que tu cliente –o tu paciente– quiere que le cuentes. Este territorio es enorme y diverso, ante un recién nacido, quizás la madre quiera saber si puede raparlo, mientras que su padre lo que quiere saber es si el bebé tendrá bucles como la abuela. Ante una dieta para perder peso, estará el que quiera saber si no tendrá algún efecto rebote, mientras otro querrá saber el costo monetario de la misma. Cuando escribimos para un público concreto que quiere saber algo, es necesario ajustarnos a ese público.
Lo que necesitan saber
Ahora, independientemente de lo que tu público quiera saber, está todo eso que tu público necesita saber, y que posiblemente ni se lo haya planteado. Cuando, sin que me lo pregunten, les digo a mis lectores que me parece impensable publicar un libro sin una corrección profesional, o cuando les dejo saber que las editoriales no publican ni el 1% de los trabajos que reciben, les estoy brindando información que quizás no era de su interés, pero que sí deben saber. Un profesional se ocupa de que su público jamás diga «no me lo advertiste», o «esto no me lo contaste».
Lo ideal es que los tres discursos converjan, lo que quieres decir, lo que tu público quiere saber y eso que necesita saber. Al contestar a sus interrogantes, complaces a tu público, al dejarles saber eso que ni siquiera sospechaban y que les puede mover la aguja, superas sus expectativas, y si en esto va implicado el darte el gusto de decir lo que quieres, pues ambas partes habrán de quedar satisfechas, y pocas cosas más gratificantes que la satisfacción de poder darle una mano a nuestros lectores. Sin entrar en rigideces, al escribir, solo ten presente estos tres aspectos.
Estimado Silvio: atesoro mucho su esfuerzo y dedicación…hoy me encuentro en la lucha de re ordenar mi mundo para al fin contar mi historia. me sirve un montón lo compartido… y espero con ansia poder regalarle uno de mi libro terminado, ya q este sera el primero y en caso de gran éxito una regalía a los servicios prestados como así lo tendré en cuenta en mi libro … lo que usted hace me es de gran inspiración … ya q me encuentro queriendo progresar a nivel personal….
Salud, Diego, muchas gracias por escribir.
Todos pasamos por momentos de crisis/crecimiento, así que deseo que logres organizarte lo más pronto posible y encontrar el ritmo para terminar tu libro, que claro, lo leeré con gusto.
Un abrazo y toda la buena vibra.
Muchas gracias por los consejos, soy profesional de Comunicación, lo cual ayuda mucho cuando de escribirse trata. Ya tengo un tema definido y un objetivo muy claro de mi libro. Lo único que necesito es ordenar bien los temas y tener la inspiración suficiente para escribir y avanzar día con día.
Espero tener ya algo sustancial en los próximos 6 meses.
Saludos
Salud, Violet, muchas gracias por escribir.
Excelente lo que cuentas. Es cuestión de coger ritmo y vamos.
Un abrazo, y para cualquier duda o consulta por aquí estaré.
Querido Silvio , Primero que todo quiero agradecerte tu generosa ayuda a los lectores , comunicándonos tus conocimientos, Soy arquitecta y realmente desde hace varios años he querido escribir , y siempre lo postergo. agradezco enormemente tus valiosos conocimientos . Dios te siga llenando de sabiduría y conocimientos . Con todo mi agradecimiento.
Soley Forero.
Salud, Soley
Vaya, mi hija mayor está estudiando arquitectura, es un mundo fascinante.
Pues cuando termine el curso tendrás todas las herramientas para escribir ese libro, que espero lo puedas concretar este año.
Muchas gracias por tus palabras, me dejas muy contento y seguiré aportando lo que pueda a todos los compañeros.
Un abrazo y que estés de lo mejor.
Gracias a ti por leer y comentar, Luzgardo.
Un abrazo y feliz 2021.
Gracias por compartir sus conocimientos. Saludos y buen 2021.