Imagina lo siguiente: te han escrito una carta y la misma permanece en algún lugar todavía sin abrir. El sobre está ahí, con tu nombre completo, tu dirección, y con la carta adentro conteniendo información valiosa, pero… ¡tú no sabes en dónde está! No puedes acceder a la carta. ¿Te imaginas una situación así?
¿Y si en lugar de una carta es un libro?
Como ves, un libro sin publicar es como una carta sin abrir.
Ahora contesta esta pregunta: ¿eres tú el autor de esa carta sin abrir, de ese libro sin publicar?
Mira, los que disfrutamos de la lectura nos parecemos en lo siguiente: comenzamos a leer desde pequeños, y no elegimos precisamente qué leer, sino que los libros nos van cayendo como siguiendo una misteriosa trama; con el tiempo, nos vamos haciendo con uno o con unos pocos autores favoritos. Luego, casi inevitablemente, comenzamos también a escribir. Muchas veces escribimos sólo para emular a nuestros escritores favoritos, otras, como imposición de esa voz propia que cada cual lleva dentro.
Quizá estés entre esos amantes de la lectura que, siguiendo el impulso de escribir, han logrado terminar de componer una novela, un conjunto de cuentos, de relatos y reflexiones no tan breves, o tal vez un poemario compuesto de versos clásicos o de verso libre. Si es así, probablemente seas uno de esos autores cuya obra se encuentra almacenada en algún par de secciones de un foro literario, o solamente en el disco duro de tu PC. Es decir, como dentro de un sobre, como una carta sin abrir.
¿Sabes? Franz Kafka tenía más o menos 14 años cuando destruyó lo que ya en ese momento llevaba escrito tras comprender la diferencia entre su trabajo y el de sus contemporáneos. Poco antes de morir, le pidió a su amigo, Max Brod, que destruyera todos sus manuscritos. Afortunadamente, Brod no le hizo caso y dirigió la publicación de la mayoría de los libros de Franz. La última compañera del gran escritor, Dora Diamant, tampoco le obedeció, y de ella pudieron recuperarse 20 cuadernos y 35 cartas. ¿Te imaginas nuestro mundo literario sin la influencia de Kafka, del que se ocuparon extensamente desde Camus hasta Jean-Paul Sartre? Ya me imagino yo si Kafka estuviese en la enorme lista de los que han escrito cartas que nunca han sido abiertas.
¿Es necesario que tú permanezcas en la lista de los que no han publicado su libro, de los que escriben una carta para que permanezca cerrada? ¡Pues claro que no!
Hoy día la industria editorial se ha democratizado. Es decir, es cada autor quien decide si publica lo que ha escrito en forma de libro o no, si sale del anonimato o no, si le da al público la oportunidad de acceder a un nuevo volumen que pudiera marcar la diferencia o no.
Ahora con unos conocimientos técnicos básicos puedes tener tu libro puesto a la venta en tiendas de primer nivel como Amazon y Barnes & Noble, y no solamente en el formato digital (eBook), sino en papel, con tapa blanda, o tapa dura. Sí, con esa imborrable sensación del papel de 60#, crema, impreso con tinta negra.
¿Te atrae la idea? Pues espera la siguiente entrada.
p.d.
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Muchas gracias.
Nidia dice
Hola Silvio, pues yo empecé a leer hace mucho tiempo y dejé de escribir hace mucho también. Leerte me ha despertado el gusanito de desempolvar mis textos y ver si hago algo con ellos. ¡Gracias!
Silvio M. Rodríguez C. dice
Hola, Nidia
Qué bonito lo que cuentas. Si alguna vez te das a la tarea de volver a escribir, aquí estaré para lo que necesites.
Un abrazo y muchas gracias.