¿Tienes algunas páginas escritas con algo de prosa, algunos poemas, algún boceto de lo que podría ser un cuento? Sí, pero no sabes por dónde ir, cómo organizar la “tormenta de ideas” que suele sucederte y te dices una y otra vez: “¿por dónde comienzo?”. Como siempre, la respuesta es: “por el principio”, es decir, ¿por qué quieres escribir?
¿Te lo has cuestionado? Pues la secuencia es muy sencilla, y alguna vez lo describió muy bien Lin Yutang, primero comienzas leyendo y, como das con el libro que te convierte en lector, sigues por esa senda hasta que luego de un tiempo das con tu escritor favorito. Es por ese entonces que comienzas a intentar escribir alguna cosa, sin tener definido ningún norte. Lo normal es que sea así.
Lo normal, entonces, es que primero imites a tu escritor favorito, que intentes contar lo que tú quieres contar del modo en que lo contaría ese escritor. Ignoro cuál es tu escritor favorito, pero si tienes uno es seguro que querrás seguir su tendencia ya sea en narrativa, poesía o ensayo.
En mi caso, hasta los 15 años tenía a José Ingenieros como autor favorito, pero apareció Julio Cortázar y lo cambió todo. Fue ahí que me dije “yo quiero escribir así”. Cuando leí su libro “Salvo el crepúsculo” incluso me dije “pero este tipo escribe por mí.” Justamente, ese libro me inspiró a comenzar a escribir a diario, sin cuestionarme si era prosa, poesía, si iba por un aforismo. Yo escribía y me dejaba llevar por “el aliento” que iba adquiriendo.
Pero, si te pones a “copiar” a tu escritor favorito, ¿no estarás cometiendo una suerte de plagio? Para nada, en lo que escribas podrá notarse la influencia de tal o cual autor, en todo caso, mas fíjate que en todos los escritores se notan tales y cuales influencias, y al mismo tiempo todos los escritores tienen su propio ADN letrálico.
De todos modos se trata de cómo comenzar, no de cómo vivir. Con el tiempo, y dependiendo de tu rutina, tu propia voz irá surgiendo cada vez más firme, y te irás desprendiendo de manera natural de esos tics que quizás adquiriste en esa primera etapa.
En aspectos más técnicos, a mí también me ha servido la imitación como sistema de aprendizaje. Por darte un ejemplo, Isabel Reyes Elena es una poetisa fantástica, que domina el soneto y que, sin embargo, difícilmente podría escribir de manera más opuesta a la mía. Sin embargo, cuando me puse a entender y a practicar el soneto, no dudé en tomar muchos de sus poemas y usarlos como “plantillas” para ensayar los míos. Esto es, me basé en la métrica y la rima de otro escritor para comenzar a desarrollar la mía.
Una vez que, por imitación, aprendí a modular mi voz en el registro necesario, pude comenzar a experimentar y explorar cómo combinar tal fondo con tal forma.
Para mí, un lector que disfruta de la lectura, y que tiene madera de escritor, al encontrar un autor semejante encuentra el disparador que le lleva a escribir. Luego, por imitación, en el ejercicio de la escritura va descubriendo su propia voz, y también por imitación la va perfeccionando hasta que llega a la etapa de experimentación y exploración.
Y ahora, tiempo para interactuar.
¿Cuál es tu autor, o tus autores favoritos?
¿A quién crees que te pareces cuando escribes?
Deja una respuesta