Hay – Tres meses
hay un montón de maestros
defendiendo lo auténtico de ser
o la completa prescindencia del predicado
o el poderío de una metáfora
sobre un mismo estanque hay
un millón de estaciones en círculos
que no alcanzan su espiral en el tiempo
y aunque el agua lo llore
nadie se ocupa de este llanto
hay el acantilado debajo de la luna
la definición de compañía
junto a la indecible torpeza
de quererse sin atropellos
al tiempo que se ama atropelladamente
el silencio y el aquelarre
hay
ay
en estas manos que fatigan
el último propósito de un teclado finito
como lo hacen las cerdas de un arco
cuando atacando calman las cuerdas de un cello
hay tanto y tan poco
que al intentar salirse de sí
es que uno accede al propio abismo de sal y azúcar
abrigándose la piel
con un esfuerzo enorme
que indefectiblemente se vuelca
sobre el más frágil de los hombros
esos que se portan desde el nacimiento
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