Ficha del libro:
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Título: Sensualidad en tiempos de Internet
Autor: Daniel Adrián Leone
Editorial: Lulu editores
ISBN: 978-1-79474-030-3
Nro. páginas: 229
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Sensualidad en tiempos de Internet
por Silvio Rodríguez Carrillo
Daniel propone una serie de cuestionamientos que en un primer momento resultan por lo menos inusuales, atípicos. Sin embargo, cuando desarrolla sus ideas y las fundamenta, sin necesidad de citar a diez mil autores, sino a través de su lógica y apelando al sentido común que todos tenemos, nos encontramos con un discurso que se sostiene por sí mismo y que valdría la pena estructurar a nivel social de manera empírica. El libro se compone de cinco capítulos, principalmente, de los cuales mencionaré muy por arriba por dónde van, sólo para que puedas hacerte una idea de este ensayo excelente ensayo.
I. Introducción
Internet puede considerarse un ámbito en donde los individuos se expresan de acuerdo a un montaje, en donde el “sujeto frente a la pantalla”, víctima de la angustia, pasa a convertirse en “sujeto apantallado”, careciendo de implicación real respecto de ese ámbito montado. Al tiempo, son las instituciones las que sirven de “pantallas” al individuo para que este se realice, ya sea a través de un “lazo de implicancia” –desde una posición activa, empática y amorosa–, o desde un “lazo de pertenencia” –desde una posición pasiva, coercitiva, guiado por una pulsión de dominio–. Implicarse o pertenecer, sería la cuestión.
II. El sujeto de mercado
En este orden, surge el “mercado” como una ficción delirante, en tanto deviene en institución convencional que sin practicar lazos de implicancia, sí obliga al “sujeto del mercado” a la práctica de lazos de pertenencia, explotando la dependencia que tienen algunos individuos sobre conflictos de la infancia no resueltos, como en el caso de aquellas fantasías que en el proceso evolutivo de niño a adulto no llegan a ser metabolizadas y que se convierten en neurosis, haciendo que el sujeto se vuelva dependiente de recuperar esas fantasías resignadas. Sin embargo, el mercado sólo puede ofrecer productos impersonales, ajenos a esa infancia.
III. Internet y subjetividad
Desde niños aprendemos a formarnos montajes y a asumir las imposturas acordes a esos montajes; en realidad, operamos con montajes continuamente, siendo la familia el primero de ellos. Aquí, cabría diferenciar aquellos montajes producidos por el sujeto mismo de aquellos montajes “de laboratorio” generados por algún ente externo y con un objetivo específico. Así, Internet vendría a ser un montaje de laboratorio que al simplificar las dificultades de involucración de los individuos, en realidad suprime sus posibilidades reales de lograr lazos de implicancia, dándose el caso de sujetos que consideran que Internet es el medio natural para establecer cualquier relación social.
IV. Sensualidad y pornografía
La pornografía, o lo que hoy día entendemos por pornografía, viene facilitada por Internet y por ello, antes que combatirla, se hace preciso entenderla. El adulto viene condicionado por “la concepción sádica del coito”, que relaciona al mismo como un castigo y luego a los componentes de la pareja, según su posición, como castigador y castigado. En tanto esta concepción no sea resuelta debidamente, para lo cual se requiere la participación de los padres, la misma puede derivar en una criminalización de cualquier relación desde el punto de vista del sujeto, lo cual explicaría el consumismo (no el consumo) de pornografía.
V. La sensualidad en tiempos de internet
Internet es un montaje, y si bien facilita la alienación de los sujetos en tanto facilita la promoción de “sujetos ideales” desde ciertas instituciones, lo cierto es que son las sociedades las que generan, o no, las condiciones para que los individuos que la componen tiendan a desarrollar comportamientos neuróticos. La vida de relación, con lazos de implicancia, hace que el individuo se genere montajes internos, propios, lo cual excluye a los montajes externos. Aquellos sujetos que utilizan Internet como una muletilla psico-social, son aquellos que han renunciado a crear realidad por optar llevar una vida prisionera de lazos de pertenencia.
Daniel Adrián Leone es sin dudas un “librepensador”, al que vengo leyendo desde hace años, y del que disfruto de su siempre muy, pero que muy inusual manera de leer la realidad. Es del tipo de observador capaz de notar no sólo que un balón está girando hacia una dirección, cosa que todo el mundo haría, sino que además, lo está haciendo sobre una superficie que gira en dirección contraria casi imperceptiblemente. Con “Sensualidad en tiempos de Internet” es muy posible que no nos exponga ninguna “creación”, sino que simplemente nos muestre eso que ya estaba y que no habíamos visto.
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