
- Editorial: Silvio M. Rodríguez C.
- Editor: Dualidad 101 217
- Edición: Primera edición - 2002
- Disponible en: Papel - Digital
- ISBN: 987-1022-81-6
Acerca de Prisma, de Silvio M. Rodrígue
El ganador del Premio García Lorca (1998), Esteban Cabañas, dice de Prisma: «Un libro de poemas apretujado de palabras, despedazándose de palabras.

Una voz que sabe arder, arrojándose a la llama de las palabras, mariposa aniquilada por un destino que no existe. ¿Es esta la metáfora que sólo llega cuando el final está cerca? Un libro habitado por aquel al cual se lo llama desde el atrás del tiempo. Hay ciertas músicas y detallados gestos de manos que se trazaron desde un alguien que le amó sin que lo supiera. Fríos puñales navegan por el torrente de su sangre. Puñal que corta el aire, puñal invisible, más intenso si se lo oculta, como buen instrumento sueña el momento de herir. Es su naturaleza. Lo suyo es un puñal y una tenaza sus piernas; su boca, prisión y muerte. Trató de escribir una lágrima en un diálogo sin fin, la obra estulta innegable, esa manía griega por los garabatos; trató de escribir un corral de cuatro lados con un montón de palabras, que será lo único que permanezca cuando su figura comience a desaparecer de todas las fotografías«.
Tan cerca ya de la lejanía absoluta, al mismo pie
De aquella entrevista montaña de lo irreparable,
En forma de río que en su propio mar no se confunde,
Como un hilo distinto en la misma trama del mundo.
Occidental es mi cuerpo, Oriental es mi percepción.
Repite conmigo: cuando meridional es mi pasión
Septentrional será mi fuga, así al norte, que será sur
Sin poniente y sin levante, más allá de los mapas.
Así será Yahvé, como ha sido siempre, en el es.
Este es el precio de ser ateo: creer en todo,
Incluso en uno mismo, cuando las rodillas sangran
Y detrás de las ventanas sólo es posible ver temor.
Visto el mundo, qué otra cosa puede importarme?
De qué manera natural me perdería mi atención,
Qué destrucción de mi ser acarrearía el descanso?
Qué desierto habita detrás de esta soledad?
Es un Pastor duro, que habla entre susurros de pétalos
El que en sus sentencias despuebla toda apelación
El que enseña que la comprensión no es aceptación,
Donde te defines, desde la primera gota del aliento.
Ahora, aparta tu vista de mí, muñeco maleable,
Que tu dolor es mi día cotidiano, mi sed insepulta.
No razones conmigo, no intentes sentir lo que yo,
Que he empleado mi vida para unos cuantos momentos.
Smarc
28.07.00 – 00:17hs.
de YAHVE
