III. Penúltima caja
7. Ansiedad oculta
Una sombra
y un ladrido
en lo adentro
de lo roto.
Crece el temor
aprieta el pecho,
y nada alcanza
sino la risa.
Desde lo profundo
de un vacío gris
me lanzo a danzar
sobre otras razones,
buscando el rescate
al borde del límite.
Pero no llega nadie
y la noche se cierra;
sí, hice mucho daño:
miré lo lejos siempre
sin decir nunca nada,
agarré lo que había
y aunque me di de pleno
no me pude entregar,
ahora es que lo pago.
Que vengan esas pastillas
todas juntas en concierto,
no puedo con la locura
de vivir sin contención,
odiándome por querer
hallar lo que no construyo.
Tengo quince años, ¿justa edad
para conocer el Seol?
Extraído de Reinado del rojo
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